martes, 31 de diciembre de 2013

FIN DE AÑO, TIEMPO DE BALANCES Y DESEOS


Lo más destacado del año que termina,  para Pereira, es que sus habitantes la siguen amando, según datos revelados por la encuesta del programa “Cómo Vamos”, de la Cámara de Comercio. 

Es cierto que se mira con desconfianza a quienes dirigen sus destinos, pero se cuenta con este sustrato: 81% de los pereiranos se sienten orgullosos de su ciudad.  Seguramente, más tarde que temprano, estos podrán canalizar adecuadamente su descontento, aunque sería deseable no esperar a tocar fondo  para reaccionar.

Mientras tanto, la ciudad seguirá su errático rumbo.  Los estragos que producen las malas administraciones son significativos, y lo que puede suceder, si seguimos con la tendencia que llevamos, traerá graves consecuencias, que requerirán tiempo y cuantiosos recursos para recuperarse.  

No obstante, no es fácil salirse de la órbita de la política tradicional, y la inquietud creciente aún no alcanza para plantear opciones diferentes a aquellas procedentes de las entrañas del poder, que cada vez parecen más decadentes.  Actualmente son más los osados que se sienten con el valor de postularse para el primer cargo municipal, sin contar para ello con las mínimas calidades profesionales y  precedidos de una trayectoria ética discutible.

¿Que nos queda? Rogar a Dios para que las condiciones maduren antes de lo previsible y que personas preparadas y de probadas calidades morales quieran postularse al servicio público, tan desagradecido, deshonrado, y hasta peligroso.  No es fácil encontrar la motivación personal para desafiar tantos poderes en el deber altruista y desinteresado de servir a sus conciudadanos.  Que aparezca en la escena un “mesías” podría ser, para mí,  el principal deseo de año nuevo, por fuera de la esfera de lo estrictamente personal.

Y, si no fuera mucho pedir, ojalá se pudiera construir un proceso que garantice continuidad.  Ya se ha comprobado por lo vivido, por ejemplo en Bogotá, que lo que se construye con la mano se borra con el codo con vertiginosa rapidez. 

Estos procesos no pueden ser impuestos, requieren de la fuerza que dan la justicia y la razón y de un acuerdo general de voluntades.  Por eso hoy, día de hacer los propósitos para el nuevo año, quiero enviar a todos los lectores y lectoras un mensaje de optimismo y de estímulo para que se interesen más por lo colectivo.  En nuestras manos está moldear el futuro a la altura de nuestros sueños.  ¡Feliz 2014!

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