martes, 27 de mayo de 2014

MENTALIDADES ANCLADAS EN EL PASADO

Según Marx, las clases sociales desaparecerían.  Aún así, nos enfrentamos a la hegemonía extraña de un capitalismo triste, que contempla en el espejo su solitario reflejo, y en el que, por este mismo motivo, se han profundizado las divisiones de clase. 

La estructura social y sus lógicas sobrepasan nuestras intenciones individuales, por loables que sean.

Aunque un vistazo a la Colombia contemporánea, nos permite ver un país en el cual, no sólo empieza a ser censurable excluir, sino que se va construyendo, paulatinamente, un pensamiento democrático en sectores reducidos, todavía nuestras relaciones cotidianas estén marcadas por la profundización de las asimetrías económicas, y relaciones sociales ancladas en algo parecido al feudalismo.

Esto puede verse, con especial claridad, al interior de algunas instituciones. 

A ciertos colegios privados asisten niños cuyos padres se sienten autorizados para mirar por encima del hombro a los maestros, por el sólo hecho de tener con qué pagar.  Al interior de los clubes sociales, se dan cosas tan abominables como restringir el acceso de los trabajadores a determinadas áreas-restaurantes y servicios sanitarios de los socios, entre otras muestras de discriminación-, y, en muchos hogares, hay quienes ponen una comida de calidad en sus platos, y sobras o alimentos de menor valor, incluso nutricional, en los platos de sus empleados. 

¿Qué tienen en la cabeza quienes creen, que aquel que les presta un servicio, es de menor categoría que ellos? ¿Qué pasaría si esos que hoy son empleados, mañana pudieran pagar, por ejemplo, el acceso al club? ¿Entonces ese día, graduados como semejantes,podrían desaguar en el mismo baño?

Hay muchos que pretenden ocultar su ignorancia debajo de mantas cosidas con sus billetes, pero la ignorancia es terca y se sale por las costuras.

Este tipo de comportamiento es el que estamos transmitiendo, a manera de ejemplo, a hijos de patronos y empleados.  Les estamos enseñando que hay seres humanos de primera, de segunda y de tercera.  ¿Qué tipo de odios estamos engendrando?


Más temprano que tarde estas segregaciones se harán insostenibles. Por ello, es bueno tener presente que la movilidad social,producto de cambios en la economía de grupos o individuos, es lo característico de los tiempos históricos convulsionados, como este. Un buen propósito de vida podría ser empezar a tratar bien a todos cuantos nos rodean.  Hoy podemos confiarnos en falsas seguridades basadas en algún poder, pero el mañana siempre será un horizonte incierto.  

martes, 20 de mayo de 2014

EL PUEBLO COLOMBIANO: ENTRE EL DESENGAÑO Y EL HASTÍO

Estamos a escasos ocho días de las elecciones para Presidente.

Se puede decir con contundencia, que lo que ha caracterizado este debate es la injuria.  Incluso algo más allá, puesto que lo que se dice es ofensivo pero no parece ser injusto.   Lo que estamos presenciando es una cascada de acusaciones,  que no se hacen ante la ley, como debería ser, sino a través de la tribuna que proporcionan, con muy pocos escrúpulos,  los medios de comunicación.

La mutua desacreditación, amplificada de una manera que raya con lo morboso, deja a los ciudadanos en un estado de desorientación y desconfianza generalizada. 

Si se pudiera decir que todo este espectáculo, tan dañino, ha servido para algo, ello sería para haber puesto a la vista de todos que las partes más radicales en esta confrontación provienen de lo mismo.

Son esos secretos que se descubren, con un fingimiento hipócrita, los que dejan a ambas facciones en evidencia.

Las revelaciones obedecen a personas y procedimientos, que son conocidos y practicados por ambos, porque, en síntesis, así hagan esfuerzos desesperados por diferenciarse, los arropa la misma manta.

Y, en medio de este espectáculo de patanería, exhibición impúdica del ejercicio de la ilegalidad como arma de lucha política, queda el pueblo colombiano, huérfano en su transcurrir.

¿Cómo pedir al ciudadano corriente que cumpla la ley, que acate a las instituciones, cuando esas mismas entidades han tomado partido y están sometidas, ideológica y políticamente, a la hegemonía de uno u otro bando?

¿Qué ánimo le queda a la patria para recorrer el arduo camino post conflicto, lleno de duras exigencias, si los más opcionados, en esta contienda por dirigirnos,carecen de toda moral, requisito mínimo para obrar como líderes de una Nación?

Este ha sido un proceso agotador, en el que se ha manipulado todo, hasta prostituirlo:  las instituciones, la ley, la información, el presupuesto.  Pero el peor manoseo ha sido a la dignidad del pueblo colombiano, chantajeándolo impúdicamente con la ilusión de la paz. 

Habría que detenerse a pensar que paz no es sólo el proceso que se está pactando en la Habana.  Es aquella voluntad que debería reinar en la conciencia colectiva y que, tristemente, se ve pisoteada todos los días por los mismos que dicen defenderla.

La sensación generalizada, del colombiano común, oscila entre el desengaño y el hastío. ¿Qué gobernabilidad podrá ejercerse a instancias de un pueblo desengañado y hastiado?


lunes, 12 de mayo de 2014

VUELVE Y JUEGA EL SOFÁ

Me han contado que, como idea para controlar las ventas ambulantes, instaladas en las peatonales del centro de Pereira, la Alcaldía pretende abrirlas al tráfico vehicular, terminando para siempre con lo pretendido por años, en el ordenamiento territorial de la ciudad, de desestimular el acceso vehicular al centro tradicional y privilegiar los desplazamientos peatonales.

Según un artículo publicado en este mismo periódico, el pasado viernes 8 de mayo, la Secretaría de Gobierno ya presentó la iniciativa al Concejo Municipal, para hacer una intervención de semi peatonalización en la calle 18.

Hay dos situaciones aquí.  Una de fondo, que se refiere a que aún incorporando esta vía, y la calle 23, la otra peatonal, el tema de la movilidad vehicular no variará sustancialmente. 

En la propuesta de movilidad entregada por CAMACOL a esta Alcaldía, a comienzos del mandato del Alcalde Vásquez, y cuyos contenidos han sido adoptados, en menor o mayor medida, se contempla claramente conformar unos anillos periféricos de movilidad, longitudinales usando las carreras 9ª y 10ª y 5ª, 3ª y 4ª, y en el sentido transversal, con las calles 13 y 14, y 24, 25 y 26. 

Una propuesta de parqueaderos debería construirse, usando como criterio este cuadrante, que se parece al que hoy, la misma Alcaldía, usa para el pico y placa.

La otra es de forma.  Y se refiere a la particular manera que nos está proponiendo la administración municipal de resolver las contradicciones propias de la ciudad, en este caso, la invasión del espacio público. 

Yo me pregunto, ¿tiene algún sentido que nos digan, que la ÚNICA manera de controlar la ocupación indebida del espacio público, en este caso de las calles peatonales, es cambiándoles su carácter peatonal y abriéndolas al tránsito vehicular?  Es decir, ¿ante la incapacidad de hacer valer la autoridad, para defender los derechos de los peatones, la Alcaldía sustituye esos derechos para entregarlos a los vehículos, privilegiando, en toda la operación, primero a invasores por peatones, y ahora a ambos, por vehículos?

¿Y, no suena demasiado incoherente, venir a tramitar este discurso, cuando apenas hace un año, la misma administración estaba llevando a cabo la idea totalmente contraria, semi peatonalizar la calle 19, que, a propósito,  se dejó semi peatonal, aunque en principio la Alcaldía quiso que fuera totalmente peatonal, por las diferentes presiones, entendibles, de los grupos de interés?


Suspiro, y pienso: ¿otra vez estamos vendiendo el sofá?

martes, 6 de mayo de 2014

UNA ESTRATEGIA DE DESARROLLO

Hace días me trasnocha un pensamiento.  Me parece que nos falta algo, una orientación, un acuerdo común,  sobre lo que debemos ser como ciudad.

Una ciudad se constituye como una entidad de eficiencia, en la que se realizan intercambios,  entre una población productora o receptora de ellos.  Podemos entender los intercambios como comerciales, sociales, culturales, etc., pero todos ellos están sustentados en una base común: la economía.  Una población se asienta en un territorio a partir de un interés económico.

Más importante que saber el trazado de las futuras vías, la asignación de usos del suelo, la localización de equipamientos, del espacio público, e, incluso, que los procesos educativos, culturales y sociales, es definir qué tipo de economía se desarrolla en el espacio urbano.  Entender sus componentes y sus potencialidades, para poder obrar sobre ellos, partiendo de un deseable acuerdo común, es una prioridad.

Hemos hecho algunos ejercicios, y en la administración anterior se intentó uno de prospectiva, al cual le tengo reparos por su metodología, aunque no voy a profundizar en ello.

Pero, lo que no parece que hayamos hecho aún, es construir una estrategia de desarrollo.  Entendida esta como una apuesta común, sobre la tendencia prioritaria, representada en uno o dos sectores económicos, hacia la cual debemos orientar nuestros esfuerzos. Lo cual no quiere decir desatender a los demás, sólo enfocarse. 

Es importante, vital hacerlo. No podemos seguir apuntando con escopeta de regadera, o sin saber hacia donde nos dirigimos, porque, como dicen, al que no sabe para donde va cualquier camino le sirve!

Y, así suene incorrecto políticamente, hay que decir que esta antecede a otras, y, por supuesto a la revisión del POT:  ¡la infraestructura urbana DEBE obedecer al desarrollo económico, y no al revés!

Lo más importante para construir la estrategia de desarrollo, planteamiento que ha venido ganando consenso entre representantes del sector privado, es que podamos ponernos de acuerdo, como sociedad. Así, será posible aplicar de una manera más eficiente los recursos, y contar con una ruta trazada para aplicar a ella todas nuestras fuerzas.


Y, como no estamos descubriendo el agua tibia, es necesario decir que ya otras ciudades han transitado por este camino.  Los cambios sustanciales, que observamos  en ciudades como Barranquilla o Medellín, proceden de una reflexión de este tipo, que fue punto de partida para su transformación.  Ojalá que esta propuesta se concrete.  Como dicen los muchachos: ¡vamos a hacerle!