jueves, 30 de abril de 2015

EL ROL DEL SECTOR PRIVADO

Estamos en pleno debate electoral.  Aunque las candidaturas avanzan, por lo menos en cabeza de seis candidatos, seguramente al momento de inscribirse se habrán realizado alianzas y/o algunos nombres habrán declinado.

Este ejercicio corresponde a un ámbito en el que priman las lógicas electoreras, captación de votos a través de maquinarias electorales, o, en el mejor de los casos, un arduo trabajo previo de contacto con la comunidad. 

Por su parte, el sector productivo, representado en sus agremiaciones, intenta plantear una interlocución en términos propositivos.

En esta ocasión, se viene gestando una iniciativa para reunir una serie de propuestas: preocupaciones transversales, más allá de los intereses meramente gremiales,  en temas de inclusión social, convivencia y medio ambiente (físico y cultural), competitividad y desarrollo económico. Se ha denominado Alianza Estratégica por Pereira, iniciativa gestada, en principio, por la Cámara de Comercio, la Andi, Fenalco y Camacol, y a la que se unirán otras agremiaciones de profesionales, algunas del transporte, y personas reconocidas por su trayectoria profesional. 

No se trata sólo de escuchar a los candidatos y a sus planes de gobierno, consiste en volverse parte actuante, tomando la responsabilidad de pensar y proponer alternativas que trasciendan un período de gobierno. 

Las autoridades públicas tienen un tiempo determinado para actuar en cabeza de un alcalde electo.  Plazo a veces demasiado corto para dar continuidad a ciertas políticas.  Generalmente, y sobre todo cuando hay cambios en los grupos de poder que eligen gobernantes, se truncan los procesos. Además, no en pocas ocasiones, lo urgente no deja ver lo importante, y los gobernantes se pierden en el día a día de su actuación política, descuidando los temas estratégicos. 

Para intentar revertir estas dificultades, la Alianza Estratégica presentará a los candidatos unas serie de proposiciones, preponderantes y en asuntos puntuales.  No sólo se busca que sean incluidas en los respectivos programas de gobierno.  Se pretende que quien salga favorecido el próximo octubre las asuma, y que su ejecución sea compartida, incluyendo en ella al sector privado.

De esta manera los empresarios, comerciantes, y ciudadanos que se sumen a esta idea,  asumen su responsabilidad en el progreso, y pueden ser coparticipes de los proyectos que habrán de marcar el rumbo de esta capital en el largo plazo.  Se trasciende el sólo interactuar en los asuntos del propio interés, y se afianza de manera sistemática el referente cívico de trabajar juntos en temas de ciudad, para sacar adelante a Pereira.



martes, 21 de abril de 2015

SENTIDO ADIÓS A JOSÉ JORGE

Conocí al Doctor José Jorge López cuando regresé a Pereira y por razones diversas empecé a trabajar en la administración pública. 

Él era ya un referente de un tema novedoso en Colombia: el ordenamiento territorial.  Con la promulgación de la ley 388 de 1997,el país tuvo un nuevo marco para el desarrollo urbano.  Los encargados de formular esta legislación estuvieron en Pereira conociendo la experiencia de los planes de ordenamiento locales desarrollados por José Jorge como Secretario de Planeación, en la primera alcaldía de Juan Manuel Arango.  Así, los procesos de ordenamiento dirigidos por él se convirtieron en modelo a nivel nacional.

A partir de esta normatividad fue obligación para todos los municipios formular un plan de ordenamiento, y fue él quien dirigió este ejercicio, el del primer POT.  De esta manera, la ciudad ingresó de su mano al siglo XXI con una normatividad ambiciosa que proyectaba su futuro.

En el año 2004 fui designada Secretaria de Planeación.  Recuerdo habérmelo encontrado cruzando una calle, sus palabras fueron de aliento y me deseó “suerte”, puesto que, como me dijo en esa oportunidad:“para ocupar esos cargos es como para casarse, todo el mundo lo empuja a uno y luego nadie le ayuda a pagar el mercado”.

No tuve una cercanía permanente con él, pero sí con sus ideas,  un legado que dejó y que conservará validez por muchos años.

Su empeño intelectual y su mirada precursora hicieron de nuestra ciudad una punta de lanza en los procesos de ordenamiento territorial y en la aplicación de los instrumentos de gestión del suelo, y permitieron realizar operaciones tan importantes como la renovación urbana de Ciudad Victoria y el macro proyecto de vivienda ciudadela Gonzalo Vallejo. El ámbito de sus inquietudes se extendió también por el departamento y, en los últimos años, se centró en su amada Santa Rosa de Cabal.

Toda una camada de profesionales, que hoy participan en la dirección de los destinos de la ciudad y la región,  fue formada por él, maestro respetuoso de sus continuadores y de sus propuestas.


Me estremeció la noticia de su muerte y, a pesar de que necesitaba hablar en la columna de hoy de la alianza estratégica por Pereira, invitación hecha por los gremios a los candidatos a la Alcaldía, decidí desplazar el tema para rendirle homenaje a la figura de José Jorge: con todo merecimiento un gran profesional con un legado trascendente.

martes, 14 de abril de 2015

SOBRE EL RUIDO

Los sentidos necesitan descanso.  Por eso dormimos a oscuras, nos profundizamos en un sosiego sin luz.Es necesario para lograr el merecido descanso, reparar nuestras fuerzas con miras a la próxima jornada.

Lastimosamente en Pereira dormir o habitar en silencio se ha convertido en un imposible: son innumerables y desproporcionadas las fuentes de ruido.

Recientemente me decía una amiga, que vive cerca de la Avenida Circunvalar: “me quiero ir a Cerritos a ver si logro dormir, el alboroto donde vivo es insoportable”.

Tuve que desilusionarla.  En Cerritos, y en general en la zona rural, el ruido es el mismo o peor de insufrible que en la ciudad.Vía a Armenia, en Arabia, Combia, Altagracia, o en la Florida, da igual, el estrépito asalta y la falta de sensibilidad por el otro es la única regla, ejercicio a ultranza de una autonomía mal entendida. 

Importan la diversión, las ganancias, pero no se considera en absoluto si a partir del escandaloso performance le hacemos la vida imposible a aquellos con los que convivimos.

En la zona urbana la barahúnda aturde en calles y centros comerciales. El entorno rural se ha plagado de establecimientos que no cumplen ningún requisito para funcionar: casas campestres adaptadas como bares, discotecas, o para celebrar eventos y reuniones, sin el menor acondicionamiento que garantice que su funcionamiento no molestará a los vecinos.

Los fines de semana transcurren en la pesada compañía de los after, o de las fiestas de las que provienen bullas disímiles: unos mariachis por allí, un trío por allá, un karaoke destemplado.  Permanente contaminación acústica a la que se suman,  no en pocas ocasiones,  la pólvora y hasta los tiros.

Queremos posicionarnos como destino turístico campestre, propicio para el descanso, pero constantemente los abrumados turistas no pueden pegar el ojo: la finca vecina ha sido alquilada para una juerga sin control, sin sujeción a ninguna norma.

Toda una cultura dela estridencia, de la desfachatez, que desquicia a la mayoría de la población que sólo quiere vivir en paz y no puede, sometida como está, de día y de noche, a vivir con una especie de sonido “medioambiental”. Ciudadanos trasnochados que no rendirán igual en trabajos o estudios, a los que les sobrevendrá el estrés por andar mal dormidos. 


¿No creen las autoridades que hay algo profundo en lo que no se está trabajando, un aspecto vital de la convivencia ciudadana que se está dejando de tener en cuenta?

martes, 7 de abril de 2015

EL CONDUCTOR DE BUSETA

Un día que fui al centro, pensé para mi, no voy a tomar un taxi, tomaré una buseta en la carrera 5ª que me dejará enfrente de mi destino.

Y así fue.Me subí a un vehículo de transporte público, ordenado, limpio y amable.

Me senté adelante, como fue mi costumbre desde los tiempos de la universidad, y me puse a conversar con el conductor, de nombre supongamos Javier.

Muy amable empezó a responder a las preguntas que le hacía.  Qué en cuánto había quedado el pasaje, qué cuales eran sus recorridos, si eran los mismos siempre o cambiaban sus rutas, que cuál era su horario de trabajo, etc., y fuimos derivando en una conversación franca y abierta en la cual me enteré de cosas que no sabía –cuyo desconocimiento ahora se me antoja como una especie de culpa-, y que me dejaron aterrada. 

Primero, el horario de trabajo.  Estos conductores empiezan su jornada de trabajo desde las cuatro de la mañana.  Y son las diez de la noche y todavía le siguen dando al oficio, como quien dice, dieciocho horas al día: ¡¡¡dieciocho!!!Y todavía nos preguntamos por su permanente estado de estrés y de mal genio!!!

Trabajan a destajo.  No tienen un salario fijo sino que su remuneración es variable.  Un porcentaje sobre el número de pasajeros que recogen en el día.  Se empieza a hacer más comprensible el por qué de su comportamiento casi suicida, de su deseo de no dejar a nadie sin ser recogido.

Pero, como si lo anterior fuera poco, su trabajo está seriamente comprometido, y por lo tanto los ingresos que requieren para subsistir.  La ciudad está plagada, según Javier, de transportadores ilegales. 

Personas que en sus carros particulares, sin necesidad de tener que cumplir ninguna norma ni requisitos especiales, transportan pasajeros por las rutas que más cómodas y rápidas, cobrando el mismo valor del pasaje que los vehículos de transporte público, pero con evidentes ventajas competitivas.

Duras realidades que parecen ser vox populi,  mientras las autoridades se cruzan de brazos o se hacen los de las gafas.


La pregunta obligada es, ¿cómo apostar por una ciudad donde prime el transporte colectivo sobre el particular, en semejantes condiciones de operación, que atentan contra los intereses de los trabajadores del sector transporte y los de todos los ciudadanos?¿Por qué permitimos que la ilegalidad y la injusticia campeen de esta forma tan aberrante?