Recientemente tuve la oportunidad de caminar por el parque de la
rivera del Río Hudson, en New York.
Desde 1998, a partir de la creación de una entidad privada sin ánimo de
lucro -Hudson River Park Trust-,
encargada del diseño, la
construcción, la operación y el mantenimiento de este parque lineal, se han
recuperado los 8 kilómetros que recorre desde el Battery Park, en el Lower Manhattan, hasta la calle 57. Esta entidad es autosostenible, ya que a
partir de los recursos inicialmente otorgados por el estado, deriva sus ingresos de la explotación de las
actividades que se realizan en él y de donaciones.
A lo largo de sus cinco millas, cuenta con una ciclo ruta y una
línea para trotar o patinar, y con canchas de baloncesto, tenis, béisbol,
bolos, juegos infantiles, fútbol, golf, patineta, escalada, entre otras. También
con restaurantes, tiendas, obras de arte, y, obviamente, por estar a orillas del río, se
pueden realizar allí todo tipo de actividades acuáticas.
Me pareció un lugar espectacular y útil. En una zona tan densa, constituye una apuesta clave de renovación
urbana, para acercar los espacios públicos a los ciudadanos, y que estos puedan
contar con lugares aptos para practicar deportes o tener esparcimiento, cerca
de sus vecindarios. De paso, ha
contribuido a la valorización de nuevos sectores hacia los
cuales se prolonga su actividad comercial y cultural.
Al recorrerlo, no pude
evitar pensar en el parque Lineal Egoyá.
Propuesto sobre esta fuente hídrica, que es necesario rescatar, proteger,
y aprovechar, sobre todo después del despeje de construcciones forzado por los
sismos, se presta perfectamente para actividades como la cicloruta, y las
pistas de trote, y, una secuencia de canchas, en las que se pueda practicar
deporte al aire libre, en pleno centro de la ciudad.
Ojalá en la Alcaldía comenzaran a pensar en serio en este
proyecto, más allá de engorrosos planes parciales que, la verdad, son lo menos
importante, y consideren la posibilidad de entregar su diseño, gestión y
posterior construcción y mantenimiento a una entidad sin ánimo de lucro confiable,
y no a cualquier ong de bolsillo de un
político. Con algunos recursos iniciales destinados por
el Estado, una buena operación inmobiliaria, y posterior administración
impecable, se pueden garantizar la construcción y el mantenimiento del
parque. Pero, si se sigue guardando en oficinas burocratizadas y escasas de
recursos, pasarán otros quince años sin
ningún resultado.
Independientemente de la decisión que se tome, Funcionarios de la
Alcaldía, Representantes de la Arquitectura en la Ciudad: No hagan de él un parque pasivo, aburrido, al
que nadie acude, que nadie usa, que sirva sólo para albergar delincuentes y
para que le crezca el pasto sin control.
Que nuestro parque lineal sea vivo, lleno de actividades deportivas, y
espacios para la recreación y el comercio, para que de verdad se acuda a él, se
use y se cumpla con el objetivo propuesto. Amén.