martes, 31 de mayo de 2016


SANTA ROSA TURISTICA


Acerca de la oferta turística en este municipio, realicé un pequeño sondeo, del cual resultó un amplio inventario de cafés, restaurantes, entre otros servicios. De allí, decidí emprender un recorrido el pasado puente festivo, cuyas observaciones desprevenidas me gustaría compartir propositivamente.

En el entramado urbano, no es fácil distinguir un núcleo o sector específico donde se concentre la oferta, y varios de los restaurantes señalados se encontraban cerrados al público después de las dos de la tarde.

Tomando el recorrido por la ruta que conduce al valle del Río San Eugenio, la situación presenta diferentes matices.

Hay una oferta muy dinámica y variada de múltiples establecimientos que, a lado y lado de la vía, ofrecen comidas, artesanías, hospedajes, alquiler de caballos, cafés y postres, entre otros.  La vía se encuentra pavimentada, aunque en regular estado, y, no existe una armonía en la presentación de la oferta. Podría decirse que el sector se ha venido desarrollando de manera bastante desordenada, llamando la atención que muchos de los establecimiento tienen las fachadas negadas hacia el paisaje. 

La experiencia puntual en un restaurante de los más recomendados no fue buena: la comida era regular, el servicio carente de entrenamiento, y el establecimiento algo ruinoso. Eso sí, la música era de lujo y a un volumen muy confortable.

En el recorrido por la carretera que conduce a Termales, faltando 2 kilómetros para llegar al lugar, nos dijeron que estaba “trancadito”, y que con suerte recorreríamos esa distancia ¡en 45 minutos! 

Ya de regreso paramos en un café. Ese lugar estaba bien, en general.  Y en esto no me refiero a un gusto particular, sino comparando con ciertos estándares que ya se encuentran en la oferta turística de los municipios vecinos.

El balance, desde mi perspectiva, es así: un gran potencial paisajístico, con una maravillosa vía de comunicación.  El casco urbano algo errático desde el punto de vista turístico, con un sector rural de gran potencial.  Y, un producto gastronómico propio pero de baja calidad.

Considero que el proyecto de certificación de los servicios turísticos le vendrá especialmente bien a Santa Rosa de Cabal, para potenciar todas sus cualidades, que son muchas,  y mejorar  los estándares de oferta y servicio. 

En buena medida este municipio ya tiene lo más valioso e importante: muchos visitantes, belleza natural innegable y, aunque desordenada, una nutrida oferta. Sólo le falta ese “toque”, que distingue a los destinos turísticos que todo viajero quiere volver a visitar.

SOBRE EL DESARROLLO TURISTICO DE RISARALDA



A raíz de mi artículo de la semana anterior, he podido acceder a información sobre los proyectos a desarrollar para incentivar el desarrollo turístico en nuestro departamento.

Por medio de recursos gestionados ante FONTUR, se realizará la certificación en procesos turísticos de algunos municipios, entre ellos Santa Rosa de Cabal.

Este municipio, comunicado con Pereira por una carretera cuyo recorrido y apreciación paisajística mejoraron inmensamente a partir de la construcción del puente helicoidal, cuenta con una oferta de servicios turísticos que ha venido ganando cierta diversidad.  No se trata sólo de los tradicionales termales cuyos visitantes han llegado ya alrededor de los 550 mil anuales en sus dos localidades de San Vicente y Santa Elena.  Santa Rosa cuenta también con una apuesta gastronómica propia fundada en su tradicional chorizo, además de la belleza de sus paisajes, especialmente el recorrido por las márgenes del río San Eugenio.  El propósito de este proyecto de certificación de servicios turísticos será, por lo tanto, garantizar que los estándares de los que ya se vienen prestando en el municipio alcancen un nivel que satisfaga a los visitantes.

Igualmente, se adelantarán labores destinadas a pintar por lo menos cuatrocientas fachadas en los alrededores de los parques principales de los municipios del departamento.

Otra área que se viene estimulando es el avistamiento de aves.  A la fecha se han identificado alrededor de 750 especies distintas en suelo risaraldense.  Municipios como Apía y Pueblo Rico ya atraen un número importante de visitantes extranjeros orientados a esta actividad que viene tomando auge alrededor del mundo.

Son varias pues las acciones que pretenden desarrollarse para consolidar el turismo de naturaleza en nuestra región. 

De ellas, una muy importante, tal vez definitiva, consiste en consolidar la oferta gastronómica. El desarrollo de buenos restaurantes, con características diferenciadoras y que incorporen la oferta de cafés de origen, seguramente será un buen comienzo para lograr atraer nuevos visitantes a los municipios que ya tienen una vocación turística.

En ellos y en los que apenas comienzan a tomar esta tendencia de desarrollo económico, parecería vital apoyar emprendedores que quieran apostarle a un proyecto de vida slow, trasladándose a vivir a estos pueblos ojalá después de haber viajado y conocido diferentes lugares del mundo.  Esta perspectiva aportará un conocimiento que no está presente, necesariamente, en la población local, y que seguramente ayudará a consolidar una buena oferta de nuevos servicios, diversificados, innovadores y atractivos.  

martes, 17 de mayo de 2016


CUALIFICACIÓN DE LOS DESTINOS TURISTICOS



Venimos presenciando la ampliación y cualificación de los servicios turísticos, sobre todo en el Quindío.

Si bien es cierto que el tipo de turismo estimulado, por ejemplo en el municipio de Salento, no es el más sostenible ni aquel que mejores resultados aporte al desarrollo, a la par de este se viene desarrollando otro tipo de oferta turística.

Hoteles y albergues están reservados todo el año para extranjeros.  Ellos desean recorrer las montañas que circundan estos parajes, y, con especial atención, el antiguo Camino Nacional, denominado en tiempos de la colonia Camino Real. 

Hoy en día los caminantes, y también aquellos que practican cierto tipo de deportes extremos como el downhill, son asiduos visitantes de este camino, por el cual descienden hasta el municipio de Salento. Allí, tal vez alejado de la oferta de la plaza y de la calle Real, pueden encontrarse alojamientos, restaruantes, cafés y servicios de altos estándares, diseñados para un público completamente diferente a aquel que suele frecuentar el valle del Cocora.

Otro de los municipios que viene cualificando y ampliando sus servicios es Filandia.  En él se encuentran el Restaurante-café-bar Helena Adentro, que ofrece gastronomía y servicio innovadores, un centro comercial que ofrece buena gastronomía y productos de diseño, además de su tradicional mirador.

Buena Vista es otro de los municipios que cuenta con un atractivo especial.  Allí, la hacienda café San Alberto ofrece a los visitantes la atención en un local construido sobre una plantación de este grano, que se cultiva en cerca de 50 Ha, y cuyo excelente  sabor han sido reiteradamente premiado.

Pijao, con su vía slow, acceso peatonal que define una aproximación a este bello municipio, podría ser otro ejemplo.

Mientras tanto, en Risaralda la vida se nos va en deseos.  Siendo tan lindo el occidente de nuestro departamento, no se vislumbra un desarrollo de tales magnitudes en Balboa, la Celia, o Belén, por nombrar sólo los municipios cuya naturaleza y vista sobre el valle del Risaralda les otorgan sobradas razones para que puedan fundamentar su desarrollo en el turismo. 

Habría que comenzar por la vía, que aunque agradable, no permanece en el mejor estado, y por identificar cuales son esos atractivos que pueden apoyarse para consolidar la ruta turística del occidente risaraldense.  O, generar todo un programa de emprendedores, que quieran mudarse a estos municipios y desarrollar allí sus proyectos turísticos.  Ojalá y así pueda hacerse en este cuatrenio.

martes, 10 de mayo de 2016


LO QUE PASA EN EL PARQUE OLAYA



El parque Olaya es, tal vez, el espacio público más central de nuestra ciudad. 

En él, las áreas para el encuentro ciudadano y el deporte están claramente diferenciadas, y esa diferencia se ha venido convirtiendo en una brecha radical, como si se tratase de un espejo de las potencialidades más elevadas y las problemáticas más complejas que afronta una sociedad.

En el sector occidental, cruzando la calle 21, el parque permanece repleto de ciudadanos que practican deporte y utilizan sus instalaciones -muy estrechas ya para la amplia demanda que tienen-, haciendo todo tipo de actividades deportivas, mediante las cuales se las ingenian para usar el espacio disponible. 

No obstante, el panorama cambia en la zona oriental.  Ubicada debajo de frondosos árboles, esta zona colinda con la antigua estación del ferrocarril y con el edificio de la Gobernación, y lo que allí se ve, a plena luz del día, es triste, por no llamarlo desastroso.

En este sector se ubican -últimamente mucho más que antes- jóvenes cuya única ocupación es drogarse, usando para ello diferentes sustancias.  En una tarde corriente, tipo lunes 4 pm, pueden verse hasta 80 jóvenes, de los cuales a la distancia lo que más claramente se percibe es el humero. 

Y entonces, no se entiende cómo es posible que el parque sea uno, tan vivo y activo, en su sector occidental, y apenas cruzando la calle 21 se convierta en un verdadero sopladero a la vista de todos. 

Es cierto que existen los drogadictos, las pandillas y el micro tráfico urbano, y que estos son problemas de difícil solución.  Pero, este tipo de prácticas hacen del parque un lugar de miedo, y, a mi juicio, inútil desde el punto de vista de lo que significa el espacio público.

El espacio público, como la ciudad, son primero una idea que un espacio físico.  Primero los deberes y los derechos, el comportamiento ajustado a reglas de convivencia,  y después el espacio en el que estos se concretan. 

Un parque usado para violar las normas y excluir de su uso a quienes no comparten las actividades que allí se practican deja, automáticamente, de ser espacio público, y se convierte en un lugar hostil, completamente perdido para la ciudadanía.  

Sucede aquí, sucede allá.  Los viciosos se han apoderado de la mayoría de los parques, sobre todo en los barrios, mientras niños y adultos deben refugiarse en sus hogares muertos de espanto.

martes, 3 de mayo de 2016


EL CONTROL FÍSICO URBANO


Ser Secretario de Gobierno es, quizás, una de la labores más difíciles que existe en el ámbito de una ciudad, y los Alcaldes ubican allí a sus mejores funcionarios, o a aquellos a los que quieren proyectar políticamente. 

Históricamente esto último ha sido un error, pues no parece posible ejercer gobierno con mano firme y aguardar pretensiones políticas, todo al mismo tiempo.  Aunque, podría suceder que el funcionario en cuestión actuara más allá de las coyunturas y el inmediatismo electoral y, con buen criterio y responsabilidad hiciese una magnífica gestión en uno de los aspectos más álgidos y en el que los ciudadanos en general, no sólo los atados a las maquinarias políticas, consideran que toda administración debe actuar: una gobernabilidad fuerte y apegada a la ley.

En este momento Pereira tiene un buen Secretario de Gobierno. 

El Doctor José Fernando Robledo ha venido intentando tomar las riendas de problemas complejos como la invasión del espacio público, los homicidios, la limpieza de parques y calles, entre otros.  Frecuentemente se le ve, en el centro y otros sectores, dialogando con los ciudadanos y percatándose de primera mano de las problemáticas relativas a estos asuntos.

Una de las labores pendientes es el control físico urbano.  Prácticamente, Pereira no tiene acciones contundentes en ello desde la Alcaldía de Martha Elena Bedoya. Y el desmadre de las construcciones ilegales no se compadece con las fuertes restricciones y obligaciones impuestas a los constructores formales.

Recientemente el dr. Juan Alejandro Angel, presidente de CAMACOL Risaralda, ha venido denunciando las construcciones ilegales en el sector de Cerritos.  En esta zona, venimos presenciando cómo los ilegales invaden con sus edificaciones las vías proyectadas en el POT, imposibilitando de hecho el adecuado desarrollo de este valioso territorio municipal.

Estoy segura que la problemática se repite en otros lugares, pero el sector occidental es el área de reserva más grande para el crecimiento ordenado de la ciudad, y por eso nos preocupa tanto que, pudiendo construirlo bien desde el principio, estemos permitiendo que se malogre. 

Tanto en el control de las construcciones ilegales como en el de las invasiones, nuestro municipio parece haberse vuelto demasiado laxo. Remediar lo mal construido cuesta demasiado y, en ocasiones, sencillamente ya no es posible revertirlo.

Por ello,  el control físico urbano es una tarea central que no se puede simplemente ignorar.  En nuestra ciudad, hoy, se requiere de las autoridades la atención inmediata y sin titubeos en este aspecto.