No
sé qué es lo que fuman los diseñadores de los últimos alumbrados de Pereira,
porque, como de la nada, aparecen iluminados hongos, caracoles, y otro montón
de variopintas especies que no guardan ninguna relación con las celebraciones
navideñas.
Personalmente,
no me parece en extremo importante el alumbrado navideño, pero entiendo las
posturas de quienes, románticamente, desean ver a su ciudad adornada con los
elementos propios de la navidad, o, de aquellos quienes, con un sentido más
pragmático, consideran que el alumbrado es importante porque constituye un
atractivo, que hará que más turistas vengan a visitarnos.
Pues
bien, con este tipo de alumbrados, desde los angelitos con machete, pasando por
las sicodélicas figuras de hoy, no se cumple ni uno ni otro objetivo. No se hace una alegoría de la navidad que exalte
lo que denominan “el espíritu navideño”, y son lo suficientemente alejados de
todo valor estético, como para atraer a visitante alguno. Se gasta la plata, eso sí.
En
fin, como en tantas otras ocasiones, habrá
que esperar a ver si el tiempo nos mira con compasión y se apiada de esta urbe,
y, en lo sucesivo, se pueda contar con obras y ejecuciones medianamente
planificadas y con objetivos claros.
Es
función de los gobernantes representar adecuadamente a sus gobernados, y, en no
pocas veces, les es necesario trascender los límites de sus propias vivencias,
de sus gustos o inclinaciones, puesto que, generalmente, lo que es adecuado
para uno no lo es para la mayoría. De
otro lado, hacer las cosas por hacerlas, es una posición tan mediocre que no pueden
esperarse otros resultados distintos a los que muestra la evidencia.
Por
lo tanto, a veces nos toca a los “ciudadanos
preocupados” ejercer el detestable papel de animar a nuestros dirigentes a
ir más allá de sus propias limitantes.
Eso se logra, señores administradores, buscando asesores calificados en
las materias que no dominan, así eso les implique, aunque sea de vez en cuando,
dejar a un lado los cálculos políticos y la estricta repartición de lo que se
ha dado en llamar “la mermelada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario