Por allá en el año 2004, cuando recibidos todos los diseños y el
proyecto, completamente estructurado, de lo que sería el
Sistema de Transporte Masivo
Megabús, lo único que restaba era
su implementación.
Recuerdo cómo al expresar nuestra preocupación, como oficina de Planeación, sobre el intercambiador “provisional” ubicado
en la glorieta de acceso al Barrio Cuba y en relación al estrangulamiento de la
Avenida 30 de Agosto en el tramo que desde el Aeropuerto conduce a esta misma
intersección, pasando por el colegio Aquilino Bedoya, se nos dijo que estos los
dejaría de usar el Megabús al momento de construir la Avenida San Mateo. La
misma que hoy, no se bien por qué razón, todavía se ve incompleta, y en la que
“olvidaron” incluir un acceso al Aeropuerto desde el occidente. Pero esa es otra historia.
Retomando, con tanto convencimiento nos dijo en su momento la
gerente de Megabús que el intercambiador y el tramo de vía en mención eran
provisionales, razón por la cual no se podían destinar recursos para ampliarlo o
para hacer un diseño de dicha estación más decoroso, que tuvimos que dar
crédito a sus palabras y autorizar la intervención tal y como estaba planteada.
La verdad hay muchas culpas que me asaltan por este tema. Por
ejemplo, la sección que quedó aprobada en la Avenida 30 de Agosto fue una
equivocación: con metro o metro y medio más de calzada habrían cabido dos
carros y una moto. Y otros errores que
sólo se han visto con el paso del tiempo, como las proyecciones de
ingresos, pues a pesar de provenir de
una prestigiosa banca de inversión,
demostraron estar totalmente sobre estimadas. Y qué decir del tema de la
integración del transporte, base fundamental del proyecto y que aún hoy,
después de casi diez años, no se logra.
En fin, no me da vergüenza admitir que pudimos habernos
equivocado. Existieron muchas presiones para aprobar rápidamente todo lo
relacionado con este tema, bajo la amenaza de perder los recursos. Fue ese un momento en el que todo aquel que expresara alguna duda se convertía
automáticamente en enemigo del proyecto y de Pereira. Un papel difícil de asumir.
El tiempo sirve para la reflexión, para reconocer los errores y
también para las correcciones. Es un
hecho evidente que al decir que esas infraestructuras serían provisionales se
mintió, y por lo tanto sería bueno que por lo menos el tramo de vía en cuestión
se amplíe a la mayor brevedad. No es una
gran obra por lo cual, con algo de voluntad, se puede corregir rápidamente.
Más allá de este tema puntual, es importante que el SITM se
evalúe. Que se revisen los errores
cometidos en su implementación desde el punto de vista físico y, sobre todo,
en cuanto a su operación, sus ingresos, etc. La ciudad le ha entregado
demasiado, en recursos líquidos y cediendo parte importante de su
infraestructura, y hoy amerita un replanteamiento para que este esfuerzo no se
pierda. Ante tantas circunstancias que
han vuelto apremiante la situación de este sistema, sería imperdonable no
hacerlo a la mayor brevedad.