martes, 18 de diciembre de 2012

ALUMBRADO, ¿NAVIDEÑO?


El alumbrado navideño es una de las actividades del sector público de la que más esperan los ciudadanos, tal vez por el ejemplo de Medellín, en donde se ha convertido en una fuente de turismo y orgullo.    Indiscutiblemente, la navidad es una época que, al mover el comercio, es importante para la economía de cualquier ciudad, y seguro por eso es que pensamos que tener el alumbrado más bonito es casi un deber, y que éste debe ser elaborado con gusto y esmero.  Bueno, eso pensamos los ciudadanos, pero, a juzgar por lo que se ve en Pereira en los últimos años, no es igual para las autoridades.

Mi último paso por la Circunvalar se vio sobresaltado por la instalación de unos pasavías  que,  entre otras,  me parecieron tan aparatosos que pensé: ojalá no sirva el alumbrado de pretexto para dejarlos instalados permanentemente,  a fin de ser explotados con publicidad más adelante.  Estos pasavías albergan la representación de una fauna exótica.   Yo me pregunto, y me perdonarán la ignorancia los diseñadores del alumbrado de este año, qué tienen que ver micos, caracoles, orugas, mariposas, colibríes, y etc., con la navidad???  Son tan sicodélicos los muñecos, tan variadas las especies, tan coloridas (como extrañas a los motivos navideños), que se asemejan más a una especie de navidad de Alicia en el país de las maravillas!!!  Se dirá que entre gustos no hay disgustos, pero, qué raro se ve.

Seguro que esto tiene una explicación.  Mi acompañante me dijo: “es que quieren hacer una navidad que represente las especies del parque temático”.  Puede ser, pero evidente no es.  Fue inevitable para mí acordarme de la navidad en la que a alguien le dio por ponerle machetes a los angelitos, lo que obviamente levantó carcajadas y comentarios picarescos.  Es que, señores funcionarios, respetuosamente lo digo, no hay que ser tan creativos!!  La navidad es una y no otra.  Podrá parecernos mono cromática o icónica, pero, resulta que eso es precisamente lo que es,  y no hay por qué intentar que parezca otra cosa.

No se si esta invasión de la madre naturaleza se repetirá en otras calles,  ya que su presupuesto no es exiguo, más bien es bastante elevado.  Me informan que este año el alumbrado costará $1.429 millones, $1.000 que aporta la Empresa de Energía y $429 Enelar.  Cuando se es funcionario público pasa una cosa bien simpática,  a veces se pierde la dimensión del dinero, todo se habla y se presupuesta en miles de millones, y se olvida cuántas cosas que se podrían solucionar con ese montón de plata.  Así y todo,  se empiezan a escuchar voces que hablan de una navidad “apagada”, y eso me preocupa, ¿qué será lo que pasa,  que no se ve el alumbrado,  contando con un presupuesto más que suficiente?.

 Entretanto, por qué todos los años hay que invertir una cifra parecida? Qué hacen los contratistas con lo que queda de los adornos del año anterior? O, como dijo una amiga, será que es el mismo contratista, re utilizando materiales, año tras año, y cobrando igual los miles de millones??? Buena pregunta la de mi amiga…

martes, 11 de diciembre de 2012

Obras viales: ¡En el 2012 ya no fueron!


Se acabó el año, y el paquete de obras que se ha venido trabajando en la Alcaldía no aparece.Y eso que ellas están planteadas en el estudio que CAMACOL Risaralda le entregó al Alcalde al inicio de su gestión. Lo que debía hacer la Secretaría de Infraestructura, y de hecho lo empezó a hacer, era una priorización de los proyectos, y, una vez determinado este orden, iniciar la fase de diseños, pero parece que se estancó el proceso. 

En Agosto, el saliente Secretario estuvo en CAMACOL, presentando la selección de obras, la cual en su momento nos pareció muy acertada. Del listado propuesto se habían escogido las prioritarias. De allí en adelante ni una noticia, solamente un rumor de algún trabajo que estaba haciendo la Sociedad de Arquitectos sobre lo mismo, pero ningún avance concreto.

Los perjuicios son evidentes. Cito dos ejemplos: La intersección de la Avenida del Río a la altura del puente Mosquera. Este lugar es tierra de nadie, pasar por allí es imposible. Quienes transitan por la avenida del Río deben soportar no sólo los trancones, que en hora pico llegan hasta más allá del viaducto, sino el peligro que constituye el verse “lanzados” de frente contra carros, motos y busetas. El paso está limitado por unos grandes separadores de concreto y por allí no aparece nadie a controlar este caos.

La otra es la intersección de la Avenida de las Américas, a la altura del acceso al Barrio el Jardín. En este sector el trancón en hora pico llega hasta el Deogracias Cardona. La Alcaldía modificó el planteamiento de CAMACOL y propuso hacer la intersección a la altura del acceso al colegio INEM, antes de los Bloques de los Cedros, y la verdad ahí queda mucho mejor. Pero nada, dos obras no muy complejas, requeridas con urgencia, ¡¡¡que ya no se hicieron este año!!!
Es que la administración pública es así.

Para ponerle un nombre bonito, en términos administrativos, tiene demasiados “costos de transacción”. Cualquier ejecutoria requiere mil trámites, no hay recursos, hay que hacer una licitación intergaláctica así sea para comprar papelería, etc. Y lo que vaya a ir al Concejo ni se diga, tiene que estar re contra asegurado con los acuerdos políticos, que en todo caso, implican puestos y otras pre vendas. Además, maneja unas lógicas que nadie entiende. ¿Es posible que hayan cambiado al Secretario de Infraestructura sin haber cumplido un año, y no haber más que esbozado la inmensa tarea que tenía por delante? Sobra decir que lo estaba haciendo bien y que sólo un absurdo manejo de cuotas políticas es la razón para su retiro.

Bien es sabido que estas obras no se podrán hacer sin pasar por el Concejo un plan de valorización, pero, sinceramente, pensé que el Alcalde iba a aprovechar al máximo la gran ventaja que le daba el tener el plan diseñado desde los primero días de su mandato, sin tener que haber incurrido en costosos y lentos contratos de consultoría. ¡¡¡Es que CAMACOL lo hizo y se lo regaló a la ciudad!!! En fin, este año ya no fue… Seguiremos esperando…


martes, 4 de diciembre de 2012

Por lo menos que sea sin megáfono


Estamos en plena temporada decembrina y las calles se atiborran de gente y mercancías. Es una época linda del año,para mí la mejor, hay ambiente de fiesta y la gente está contenta. No obstante, para la ciudad es una época pesada, el tráfico se pone difícil y, válgame Dios, se incrementan las ventas ambulantes. 


Como dijo un amigo que tiene su consultorio en el centro, abrumado por lo que sucede en las calles, si no es posible restringir las ventas ambulantes, darles un poco de orden, ¡¡¡por lo menos que les quiten el megáfono!!! Comparto su opinión, si a la invasión de calles y andenes se le suma la contaminación auditiva y el trancón producido por carretas que, aunque no se pueda creer, circulan en contravía por las principales calles y carreras, la vida en el centro se hace insufrible.

El espacio público de la ciudad padece grandes males, y no sólo en el centro. Hay verdulerías en cada esquina, expendios que ya dejaron de ser “puesticos” y se volvieron verdaderas mayoristas de alimentos perecederos, todo tipo de maletines, cd, tiras de brassier, cordones de tenis, almanaques, ropa, uniformes de fútbol, relojes, gafas, comida y, ahora, artículos navideños, constituyen este paisaje urbano al que nos vamos acostumbrando. 

Las raíces profundas de esta problemática no son atacadas por razones obvias, pero nunca reconocidas en público por las autoridades. Es que el contrabando se parece demasiado al narcotráfico, y a veces se tocan. 

Lo que presenciamos en nuestras ciudades, invadidas de personas que subsisten como parte de estas redes, es un fenómeno económico, que encuentra sus cimientos en una economía pobre, en donde a la gente le toca rebuscarse como sea, en un entorno de autoridades permisivas. Y claro!!!, siempre está el mayorista aventajado, contrabandista sin escrúpulos, que, aprovechándose de la pobreza de los más paupérrimos, los explota, configurando esta siniestra cadena de ilegalidades, que infesta la economía de nuestras ciudades y la corroe hasta los tuétanos.

Está claro que no es fácil ser el funcionario encargado de estos asuntos. No obstante, hay cosas que hacer. Poner algo de orden y frenar la politiquería, que rebasa todos los límites racionales, en el manejo del tema, sería una buena manera de justificar la presencia en el cargo. Yo veo al Secretario de Gobierno permanentemente en fotos en Facebook, reunido con la comunidad de aquí y de allá, condecorado aquí y allá, y no lo veo actuando en el control del espacio público. Juan Carlos Valencia es una buena persona, eso no se discute. 

No sé si no tiene las herramientas, el respaldo para hacer valer las normas, o, si está demasiado concentrado en sus ambiciones políticas. De todas maneras, roguemos a Dios que este diciembre no nos deje de regalo muchos más vendedores instalados permanentemente en las calles. Hoy, según cifras oficiales, hay cerca de 2.200. El análisis de su situación, y cómo afectan estos al comercio formal, amerita escribir otro artículo.