martes, 3 de mayo de 2016


EL CONTROL FÍSICO URBANO


Ser Secretario de Gobierno es, quizás, una de la labores más difíciles que existe en el ámbito de una ciudad, y los Alcaldes ubican allí a sus mejores funcionarios, o a aquellos a los que quieren proyectar políticamente. 

Históricamente esto último ha sido un error, pues no parece posible ejercer gobierno con mano firme y aguardar pretensiones políticas, todo al mismo tiempo.  Aunque, podría suceder que el funcionario en cuestión actuara más allá de las coyunturas y el inmediatismo electoral y, con buen criterio y responsabilidad hiciese una magnífica gestión en uno de los aspectos más álgidos y en el que los ciudadanos en general, no sólo los atados a las maquinarias políticas, consideran que toda administración debe actuar: una gobernabilidad fuerte y apegada a la ley.

En este momento Pereira tiene un buen Secretario de Gobierno. 

El Doctor José Fernando Robledo ha venido intentando tomar las riendas de problemas complejos como la invasión del espacio público, los homicidios, la limpieza de parques y calles, entre otros.  Frecuentemente se le ve, en el centro y otros sectores, dialogando con los ciudadanos y percatándose de primera mano de las problemáticas relativas a estos asuntos.

Una de las labores pendientes es el control físico urbano.  Prácticamente, Pereira no tiene acciones contundentes en ello desde la Alcaldía de Martha Elena Bedoya. Y el desmadre de las construcciones ilegales no se compadece con las fuertes restricciones y obligaciones impuestas a los constructores formales.

Recientemente el dr. Juan Alejandro Angel, presidente de CAMACOL Risaralda, ha venido denunciando las construcciones ilegales en el sector de Cerritos.  En esta zona, venimos presenciando cómo los ilegales invaden con sus edificaciones las vías proyectadas en el POT, imposibilitando de hecho el adecuado desarrollo de este valioso territorio municipal.

Estoy segura que la problemática se repite en otros lugares, pero el sector occidental es el área de reserva más grande para el crecimiento ordenado de la ciudad, y por eso nos preocupa tanto que, pudiendo construirlo bien desde el principio, estemos permitiendo que se malogre. 

Tanto en el control de las construcciones ilegales como en el de las invasiones, nuestro municipio parece haberse vuelto demasiado laxo. Remediar lo mal construido cuesta demasiado y, en ocasiones, sencillamente ya no es posible revertirlo.

Por ello,  el control físico urbano es una tarea central que no se puede simplemente ignorar.  En nuestra ciudad, hoy, se requiere de las autoridades la atención inmediata y sin titubeos en este aspecto.

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