CUALIFICACIÓN DE LOS DESTINOS TURISTICOS
Venimos presenciando la ampliación y cualificación de los servicios
turísticos, sobre todo en el Quindío.
Si bien es cierto que el tipo de turismo estimulado, por ejemplo
en el municipio de Salento, no es el más sostenible ni aquel que mejores
resultados aporte al desarrollo, a la par de este se viene desarrollando otro
tipo de oferta turística.
Hoteles y albergues están reservados todo el año para extranjeros. Ellos desean recorrer las montañas que circundan
estos parajes, y, con especial atención, el antiguo Camino Nacional, denominado
en tiempos de la colonia Camino Real.
Hoy en día los caminantes, y también aquellos que practican cierto
tipo de deportes extremos como el downhill, son asiduos visitantes de este
camino, por el cual descienden hasta el municipio de Salento. Allí, tal vez
alejado de la oferta de la plaza y de la calle Real, pueden encontrarse
alojamientos, restaruantes, cafés y servicios de altos estándares, diseñados
para un público completamente diferente a aquel que suele frecuentar el valle
del Cocora.
Otro de los municipios que viene cualificando y ampliando sus
servicios es Filandia. En él se
encuentran el Restaurante-café-bar Helena Adentro, que ofrece gastronomía y
servicio innovadores, un centro comercial que ofrece buena gastronomía y
productos de diseño, además de su tradicional mirador.
Buena Vista es otro de los municipios que cuenta con un atractivo
especial. Allí, la hacienda café San
Alberto ofrece a los visitantes la atención en un local construido sobre una
plantación de este grano, que se cultiva en cerca de 50 Ha, y cuyo excelente sabor han sido reiteradamente premiado.
Pijao, con su vía slow, acceso peatonal que define una
aproximación a este bello municipio, podría ser otro ejemplo.
Mientras tanto, en Risaralda la vida se nos va en deseos. Siendo tan lindo el occidente de nuestro
departamento, no se vislumbra un desarrollo de tales magnitudes en Balboa, la
Celia, o Belén, por nombrar sólo los municipios cuya naturaleza y vista sobre el
valle del Risaralda les otorgan sobradas razones para que puedan fundamentar su
desarrollo en el turismo.
Habría que comenzar por la vía, que aunque agradable, no permanece
en el mejor estado, y por identificar cuales son esos atractivos que pueden
apoyarse para consolidar la ruta turística del occidente risaraldense. O, generar todo un programa de emprendedores,
que quieran mudarse a estos municipios y desarrollar allí sus proyectos
turísticos. Ojalá y así pueda hacerse en
este cuatrenio.
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