miércoles, 26 de agosto de 2015

EN PEREIRA, HASTA LOS MANIQUIES SON OPERADOS

Más allá de los juicios de valor, es evidente que existe una cultura del cuerpo y de la voluptuosidad artificial en nuestra ciudad.

Las mujeres son las grandes perjudicadas con estas aspiraciones,  que transfieren el sentido de la existencia a las formas corporales.

Son patrones entronizados artificialmente en los imaginarios, tanto femeninos como masculinos, que parecen descalificar a quienes no logran alcanzarlos.

Los maniquíes femeninos de nuestra ciudad ostentan, orgullosos, unos senos desproporcionados, al igual que otras curvas, también poco reales.

La ropa que se vende es la que llevan, desafiantes, estas muñecas de plástico.  Las mismas que las mujeres de carne y hueso se esfuerzan por imitar, hasta los límites de la muerte.

¿Qué responsabilidad cabe al aparato educativo, y a las mismas autoridades de salud,  en este tema?

Al tiempo que la bulimia y la anorexia son reconocidas como enfermedades con un alto componente sicológico, y empiezan a ser combatidas; y los estilos de vida saludables parecen disputar a los estándares voluptuosos los ideales femeninos, sobre todo en los estratos altos, en los medios y bajos sigue reinando el ideal de mujer siliconada, aumentada o reducida a punta de bisturí.

Del mismo corte de las mujeres de plástico en las vitrinas, son las vallas publicitarias de los cirujanos dedicados a la estética femenina.  Es ofensiva, por decir lo menos, la imagen de una mujer que se toma un seno de proporciones futbolísticas (más que una glándula mamaria parece un balón de carne), y a la que acompaña una leyenda que propone algo como un “te lo mereces”.

¿Qué será lo que se merece la infeliz de la fotografía? ¿Una lumbalgia a perpetuidad? ¿O un record guiness?

Tenía una conocida que se quedó en mi recuerdo por la triste reflexión que proponía a su esposo.  En un exceso de “originalidad”, le pedía que si se cansaba de su humanidad, en vez de buscarle reemplazo para satisfacer sus apetencias, invirtiera en ella.  Propuesta degradante, que consistía en convencer al marido de sufragar los costos de una cirugía estética.  Una especie de transacción del tipo “reencauche”, cuyo sólo recuerdo me espanta.


Es así, triste como suena, para las mujeres que nos ha tocado vivir este tiempo de des- sujeción, en donde el ideal de la vida, como lo expresa Robert Redeker en su libro Egobody, se ha trasferido al cuerpo.  Corporeidad carnuda o musculosa, pero vacía de ideas, dignidad y autoestima.  

martes, 18 de agosto de 2015

SOBRE LA PLANEACIÓN URBANA

Recurrentemente, se oye el argumento de que las generaciones pasadas no proyectaron adecuadamente la ciudad. 

Es menester decir varias cosas al respecto.

La planificación urbana, según datos obtenidos de los archivos de la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, y de Mejoras Públicas de Medellín, inició a comienzos del siglo XX, con el Primer Congreso de Mejoras Nacionales, liderado por el comerciante antioqueño Ricardo Olano, “entusiasta divulgador de las teorías del CittyPlanning”. 

La socióloga urbana e historiadora, Rocío Londoño, invirtió más de dos años de su vida académica investigando los archivos de ambas entidades, cuyas conclusiones se encuentran en un documento titulado: “Estética, Civismo y Regulación Urbana”.

En él se señala que, en 1917, poco antes de realizarse este Congreso, Ricardo Olano le propuso a la Junta directiva de  la SEB, elaborar un plano de la Bogotá Futura.   Este proceso, quefinalmente concluyó cinco años más tarde, y que se centró en seguir las directrices trazadas por el especialista francés Camilo Sitte, acerca de un planeamiento de conjunto con proyecciones de crecimiento al detalle, tuvo serios errores de previsión.

Por ejemplo, el plan mencionado contemplaba un desarrollo hacia el norte y el occidente, abarcando un área aproximada 6.000 Ha., para la creación de 42 barrios nuevos, que albergarían 800.000 habitantes, población estimada por el estudio para los siguientes 125 años. 

Cuál no sería la sorpresa al comprobar que, en 1.963, a tan sólo 40 años de la realización de dichas proyecciones, la capital del país tenía ya 1,697.311 habitantes, es decir, el doble de la población proyectada por los autores de dicho informe para 125 años.

Dicen que mal de muchos consuelo de tontos.  Pero, a la hora de sacar el espejo retrovisor, para juzgar las actuaciones de las generaciones anteriores a las nuestras, es bueno recordar que la sociedad es previsible sólo de muy corta manera y en algunos aspectos.  Es difícil adelantarse a los descubrimientos científicos, o a avances de la técnica, como el vehículo a gasolina o el internet, hechos a partir de los cuales las costumbres, y la misma habitabilidad del territorio, se han modificado radicalmente.


A lo mejor no estaban tan equivocados nuestros viejos, pues a pesar de las dificultades, disfrutamos en Pereira de vías y espacios públicos como la Avenida 30 de Agosto, el parque Olaya Herrera, y la Villa Olímpica. Nos falta mucho, pero no todo fue tan mal hecho, o carente de previsión, como a veces se supone.

martes, 11 de agosto de 2015

INVASIONES EN ZONAS DE RIESGO

Como en el juego del gato y el ratón, las construcciones ilegales proliferan en Pereira.

Nuestra geografía, de laderas pendientes pero habitables,  cruzada por ríos y quebradas, se presta para que familias humildes, sin techo unas, y aquellas que históricamente buscan sacar provecho de las ayudas del Estado, se asienten en lugares no aptos para ser habitados.

En épocas de estabilidad del clima pareciera que nada sucede.  Pero las leyes de la naturaleza no son gobernables, y, de improviso se vienen las crecientes, o las fuertes lluvias, socavando los incipientes cimientos, o arrastrando las precarias construcciones en las crestas de las aguas embravecidas.

Sin contar con la vulnerabilidad sísmica, que es otro factor presente y, sin embargo, adrede ignorado u olvidado.

Recorriendo la ciudad,  puede verse cómo estos asentamientos, que fueron objeto de masivas y dolorosas reubicaciones en el pasado, vuelven a poblarse, bajo la mirada impasible de funcionarios y habitantes.

Es el caso de Caracol La Curva, o de Bosques del Otún, o de las eternas invasiones que, ubicadas en los alrededores de Villa Santana, van y vienen.

Las autoridades de control físico desmontan los materiales livianos con los que se realizan este tipo de construcciones, siempre y cuando se trate de estructuras levantadas recientemente.  Porque, cuando los asentamientos llevan ya cierto tiempo de construcción, se debe seguir un largo y engorroso proceso jurídico.

Mientras esto sucede, y la ciudad parece permitir la re invasión de los espacios liberados, la naturaleza sigue su curso, y la materia se juega a las cartas las próximas tragedias.

Es cierto que existe el déficit de vivienda, más tratándose de una ciudad con altos índices de población migrante, familias humildes que vienen a la capital de Risaralda con la esperanza de encontrar en ella nuevas oportunidades de vida.

Pero también lo es, que en la población que invade terrenos no aptos para la urbanización siempre están presentes los avivatos, que tienen casas en otros lugares, incluso producto de reubicaciones anteriores, y que siguen jugando el juego, arriesgando sus vidas y la de sus familias, mientras esperan arañar los recursos del Estado y obtener de él beneficios inmerecidos.

Esta historia tiene varios rasgos: los de la necesidad, la ignorancia, el aprovechamiento indebido, y, sobre todo, el de la fatalidad en ciernes.  El hombre ha creído dominar su universo, sólo para regresar de su soberbia bañado en lágrimas de tierra y lodo.



martes, 4 de agosto de 2015

¿QUIEN VIGILA LAS CONSTRUCCIONES EN PEREIRA?

Es lo que se preguntan desesperados vecinos del sector de la Circunvalar con calle 13, quienes miran con preocupación cómo, en esta esquina, se demolió completamente una vivienda, mientras que en la licencia de construcción dice que se trata de una remodelación.

Las transformaciones urbanas en lugares de alto costo, como en este caso, tienden a privilegiar la ilegalidad.  Cumplir con las normas eleva los costos que ya han sido absorbidos, en su mayoría, por la renta del suelo.

La mutación de antiguas viviendas en locales comerciales, sin que a los promotores de dichas iniciativas se les haga cumplir con los retiros de vías y antejardines, ni mucho menos con los parqueaderos requeridos por este tipo de establecimientos, es lo que prima en la zona.  Una situación generalizada, a la cual las autoridades parecen no darle la menor importancia. 

Dificultades similares pueden apreciarse también en el de la carrera 15, entre calles 12 y 14.  Unidades residenciales convertidas en locales y  oficinas, en donde los andenes y antejardines están completamente invadidos por vehículos que estacionan, incluso, en la calzada, impidiendo el adecuado fluir del tránsito. 

Será difícil resolver la ubicación de los automotores en estas áreas, y en tantas otras cuya transformación urbanística se ha hecho sin ningún control. 

A este respecto, CAMACOL realizó un diagnóstico de ocupación de la malla vial, que no pretendía ser un estudio de mercado ni la viabilidad financiera a ningún proyecto específico, pero cuyos resultados son base para un plan maestro de parqueaderos.  Obviamente,  mientras la calle siga siendo una alternativa de parqueo, además barata, será difícil encontrar quien afronte esta problemática con una perspectiva económicamente rentable y de mercado

Estos temas nos llevan, necesariamente, a una reflexión más general.  La ciudad presencia el trámite de un nuevo plan de ordenamiento territorial que, aunque formulado rigurosamente, deja serias dudas sobre su aplicabilidad.  Sin una decisión de gobierno al respecto del control físico, por bueno que sea el nuevo POT, se quedará en letra muerta, y “la ciudad que soñamos” seguirá existiendo tan solo en nuestros sueños. 

La ausencia de control conlleva a la inequidad, y la exigencia selectiva en el cumplimiento de las normas desmotiva su acatamiento generalizado.  Surgen las perspicacias, y aunque Pereira sea una ciudad de espíritu liberal y tolerante, la ciudadanía se indigna.

Señores gobernantes: es bueno recordar quede la justa indignación a la peligrosa anarquía hay sólo un paso.