martes, 2 de octubre de 2012

LEGALIZACIÓN DEL ABORTO Y EDUCACIÓN SEXUAL

La mayoría de embarazos no deseados se presenta en adolescentes.  Según el ICBF, la tasa de embarazos en adolescentes entre 15 y 19 años es del 19,5%[1], y el 50% de los casos de deserción escolar en adolescentes mujeres tuvieron como causa principal el embarazo. 

Un embarazo no deseado en una jovencita surge de un momento en el que,  generalmente,  la ignorancia decide la suerte de la mujer y del hijo en gestación.  Las consecuencias de un aborto ilegal pueden llegar hasta causar la muerte de la madre.  Pero,  decidir tener el hijo,  tampoco es la mejor opción.   Qué puede aportar una persona en plena formación, que aún no puede llamarse adulta, a un ser que nace bajo su tutela y cuidado? 

Seguramente, existirán maravillosas experiencias de abnegadas mujeres que tuvieron que volverse adultas,  de un solo golpe,  a fuerza de convertirse en madres.  Qué sacrificio!!! Aunque se ame a los hijos, y se obtengan buenos resultados en este intento, qué distinta hubiese sido la suerte de muchas si no hubieran tenido que abandonar sus sueños, sus aspiraciones, para convertirse en prematuras madres.  Y qué diferencia en las enseñanzas, en la guía que esas mismas mujeres hubieran podido dar a sus hijos, si hubiesen tenido la fortuna de gestarlos en su edad adulta.

Lo ideal para los jóvenes sería empezar la vida sexual lo más tarde posible y con las máximas precauciones, y, al momento de decidir tener un hijo, hacerlo con la debida planeación.  La realidad es que cada muchacho o muchacha decidirá el cuando y el cómo, y,  si cuentan con una buena cantidad de herramientas, tal vez cometerán menos errores.  En ello radica la importancia de una adecuada educación sexual, amplia, abierta y científica.

En cuanto al aborto, si se legaliza, habrá menos muertes de mujeres.  Aunque, en teoría, hoy es legal hacerlo en los casos excepcionales, como lo resume la revista Semana,  en la práctica sigue siendo casi imposible pues se le interponen múltiples trabas.  Y, en cuanto a los casos no contemplados en la legislación, lugares para abortar siempre ha habido y seguirán existiendo, sin las condiciones debidas y con altos riesgos para las mujeres.  Por lo tanto, legalizar no es una cuestión de credos sino más bien un tema de salud pública.  

No obstante,  lo mejor sería que no hubiera embarazos no deseados y que no hubiese abortos, salvo en situaciones debidamente justificadas.  Así sea con legalidad, abortar es una terrible experiencia, dolorosa físicamente, y que deja huellas imborrables, sobre todo en la madre, sentimientos de culpa y de pena que pueden acompañarla por el resto de su vida.

Por lo tanto,  es muy importante llamar la atención en este debate sobre el problema de la educación sexual, ya que de esta forma se garantiza el derecho que tiene las mujeres a estar informadas para determinar su vida,  decidir su suerte,  ser dueñas de su propio destino, y evitar traumatismos o eventuales muertes, sobre todo en las más jóvenes. 




[1] Si la adolescente es pobre aumenta al 30%

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