martes, 4 de octubre de 2016

LO QUE NOS QUEDA DEL PLEBISCITO



Los resultados de la votación de los colombianos el pasado domingo generaron un desconcierto en aquellos que creían que el SÍ tenía asegurada la victoria en las urnas.
Pasado ese impacto, es deber de todos reflexionar en la manera de aportar para lograr el cese del conflicto armado en Colombia.

Como he venido insistiendo, estábamos en el escenario de un acuerdo político, que buscó una refrendación cuyo trasfondo también era eminentemente político.
El presidente Santos jugó sus cartas para lograr un respaldo popular a lo pactado, lo cual le daría margen de maniobra, no necesariamente para su implementación –bien es sabido que no era necesario tramitar el acuerdo a través de un plebiscito- sino para la proyección política de quienes habrán de manejar el país del postconflicto.

Lo que estuvo en juego todo este tiempo, así al colombiano de a pie se le hubiera hecho creer otra cosa, fue una puja de fuerzas de los diferentes actores políticos del país y no tanto el contenido de los acuerdos, y mucho menos, como lo han reconocido todos los actores comprometidos en este proceso, incluidas las FARC, la voluntad de buscar la paz.

Llevamos más de cincuenta años involucrados en una lucha sin vencedores ni vencidos, en la cual el único perdedor ha sido el pueblo colombiano. Y, no obstante, durante los últimos cincuenta años no había sido posible sentar a este grupo guerrillero y llegar, aunque fuera por medio de un proceso tortuoso y lleno de imperfecciones, a un escenario de negociación con un acuerdo firmado.

Infortunadamente, y así lo han demostrado los hechos, quien logró el acuerdo fue un gobierno impopular al que los votantes le pasaron una cuenta de cobro. Esto no pudo preverlo el Presidente Santos, quien en su afán de proyectar políticamente al país en función de sus objetivos partidistas, no pudo calcular el riesgo que corría su principal propósito.
Así son los políticos: siempre en campaña.

No podemos equivocarnos en el sentido de entender que lo que se prolonga con la victoria del NO en las urnas es el escenario de la negociación política, que ahora, necesariamente, deberá incluir a otros actores, en este caso al Centro Democrático quien se auto otorga la representación de quienes votaron en contra del plebiscito, así no todos ellos se sientan representados por esa fuerza política.

Lamento pensar que primarán más los intereses de cada sector; y que la primera en entrar a este debate será la puja por las presidenciales de 2.018.
Mientras tanto, los colombianos que queremos la paz seguiremos trabajando, cada uno desde el lugar que ocupa para aportar a construir escenarios de convivencia pacífica. Es un decir y no lo es: la paz empieza por uno mismo. En ello, la actitud de cada colombiano será definitiva para lograr cambiar lo que tanto dolor ha causado en el último medio siglo.


Foto tomada de: Publímetro.co

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