lunes, 7 de abril de 2014

EL QUE SALTOS DA A SUS PIES SE ATIENE

Estuve en una reunión con los encargados por la Alcaldía de revisar el plan de ordenamiento, a los que, entre otras cosas, les tocó volver a empezar.

La doctora Mónica Saldarriaga, quien los lidera, le ha puesto voluntad y cerebro a un tema que es de difícil abordaje: aprehender la realidad de la ciudad.  Está acompañada en esta tarea por profesionales jóvenes, y unos asesores internacionales de los que se espera una visión de trascendencia de la cotidianidad local, ojalá sin caer en propuestas impracticables. 

Si bien es cierto que hay que tener un horizonte amplio de planificación, lo es también que el POT gobierna el día a día, y, por lo tanto, hay que conciliar las ambiciones de futuro con la posibilidad real de la ciudad de irse desarrollando en un orden establecido.

A veces lo sueños, sobre todo cuando estos se plantean a muy largo plazo, terminan siendo desbordados por la realidad, y lo que es normativamente impracticable se vuelve cotidianamente transgredido, hasta el punto de llegara frustrar buenas intenciones.

Por ejemplo, si lo que se pretende es tener un modelo de ocupación del territorio más concentrado, privilegiando procesos de renovación o re desarrollo urbano, hay que entrar a considerar varios asuntos.

Los sistemas de transporte masivo y alternativo que se habrán de emplear para no incurrir en saturaciones adicionales, más allá de las que hoy tienen nuestras vías. 

Los servicios públicos, pues es menester cuantificar la necesaria reposición de las viejas redes.  Hay lugares de estos donde hoy, ni siquiera con una densidad baja, se tiene buena presión del agua.

Y otros aspectos adicionales como la provisión de espacio público y equipamientos, acerca de los cuales se ha generado una controversia sobre los mecanismos de financiación.  Yo recomiendo a quienes quieran abordar la gestión de proyectos inmobiliarios desde el sector público, estudiar lo que se hizo en el macro proyecto de vivienda, Ciudadela Gonzalo Vallejo, allí,  con una cantidad mínima de recursos,  el Estado apalancó un proceso de desarrollo de grandes proporciones. 

Por eso es que estas operaciones urbanas deben estar acompañadas por el sector público, y eso implica que, también, habría que redimensionar la capacidad de gestión que la Alcaldía tiene para abordar simultáneamente diferentes macro proyectos.

Como decía mi mamá: ¡el que da sus saltos a sus pies se atiene! Y, en todo caso, la ciudad no se desarrolla por decreto.

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