Es indudable que en el desarrollo de esta hermosa región influyó
decisivamente la construcción de la doble calzada. No obstante, su topografía -son los suelos
con mayor posibilidad de utilización- y las obras del plan maestro de acueducto
y alcantarillado, que contemplaron su habilitación para el desarrollo urbanístico,
la posicionan como el principal polo de crecimiento de la ciudad.
En los inicios del plan de ordenamiento, aquí estuvo el prestigioso
arquitecto Fernando Montenegro, quien propuso para Pereira tres planes zonales:
Egoyá, Turín y Cerritos. Fue el
principio de lo que debió haberse convertido en unos planes de ordenamiento
local, con una planificación más detalladas de los diferentes elementos
urbanos-espacio público, sistema vial, equipamientos colectivos, usos y sus
mezclas, aprovechamientos, etc.-
No fue así, y el marco normativo para esta zona, una parte
importante de ella en suelo suburbano y la otra en suelo de expansión, se fue elaborando,
para el caso de ésta última, a través de planes parciales motivados y
gestionados por particulares. Hoy, no se
tiene una integralidad de conjunto, una visión general en donde se planteen las
conexiones de las vías, las obligaciones urbanísticas, o se vigile el
asentamiento contiguo de usos que son incompatibles -vivienda, industria y
algunos agro pecuarios-, entre otras deficiencias.
Los planes parciales privados han ido habilitando porciones de
ciudad, y, en algunos casos, también se ha edificado en ausencia de cualquier
plan. Es el caso de los desarrollos
comerciales que vienen creciendo en vecindades de la iglesia de San Pedro
Apóstol -restaurantes, viveros, etc.-
construidos en lo que parecen ser edificaciones provisionales, y de cuya
“provisionalidad” no va a quedar nada más que su aspecto: eternamente a medio
terminar. Son construcciones que no
respetan ningún lineamiento urbano, tal vez porque no hubo quien lo exigiera, y
que, desde el punto de vista estético, empobrecen el entorno.
Existen otros ejemplos de cómo estamos permitiendo que ésta zona
se desarrolle a los tropezones, pero de ellos hablaré posteriormente. Lo realmente importante es que se cobre
conciencia de la importancia del desarrollo de ésta, que va siendo la ciudad
del presente, pues ese futuro que le avizorábamos se nos vino encima y nos
cogió “fuera de base”. Se está perdiendo
una preciosa oportunidad de hacer las cosas bien desde el comienzo, para
salvaguardarnos del caos, y de las costosas inversiones futuras que se
requieren para arreglar lo que mal se hizo.
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