martes, 11 de junio de 2013

¿OTRA FRUSTRACIÓN EN EL SESQUICENTENARIO?

Han sido muchas las voces que se han alzado,  desalentadas al observar lo que han denominado improvisación o falta de planificación,  en cuanto a las celebraciones del Sesquicentenario.

De lo que se ha visto hasta ahora y lo que falta para los días restantes,  se pude decir que en materia de infraestructura nos viene salvando la gestión de la Cámara de Comercio con su Centro de Convenciones, puesto que la Alcaldía se limitó a un pálido proyecto de remodelación de la calle 19.  Y, en cuanto a las actividades culturales, se ve un esfuerzo por parte del Instituto de Cultura que,  aunque carente de presupuesto, ha intentado ofrecer una variada programación de eventos y espectáculos.

Precisamente, se viene gestando desde hace tiempo una empresa cultural bien interesante.  Es este un proyecto teatral, que consiste en reconstruir nuestros inicios como asentamiento, como incipiente poblado, recreando la historia de Sopinga –nombre primero dado al puerto de La Virginia-, basándose en la novela “Risaralda” del escritor caldense Bernardo Arias Trujillo. 

Pues bien, gracias al empeño tozudo de su director, el actor de teatro Germán Jaramillo, se han venido dando pasos importantes para consolidar el proyecto, se hicieron los castings para los actores, todos procedentes de las comunidades que habitan la región, y el contenido teatral está bien avanzado.

Sin embargo, para llegar a la puesta en escena, se requieren unos recursos que se han venido gestionando.  Aunque no se pudo comprometer a las entidades del gobierno local con una suma significativa que permitiera todas las facilidades técnicas, conociendo las dificultades presupuestales que nos agobian,  todo se adaptó para amoldarse a los recursos convenidos.

Por eso sorprende que,  cuando se esperaba ultimar los detalles para su estreno en agosto, de los recursos comprometidos hayan desaparecido la mitad, pues ligeramente fueron gastados en otras cosas.  Confiamos en que esta situación pueda corregirse,  ya que pone en riesgo la realización de la obra. 

Este proyecto es un aporte significativo a la construcción de identidad, que buena falta le hace a la ciudad.  Nosotros, que hemos sido “signados” con el estigma de  “Sin Tetas No hay Paraíso”,  y otras producciones que poco bien le hacen a nuestra autoestima colectiva, requerimos con urgencia miradas diferentes de nuestra procedencia, de quienes somos y para donde vamos.  “Risaralda”, que seguramente será un magnífico montaje de la más alta calidad artística, podría convertirse en un comienzo para  empezar a quitarnos de encima tanto señalamiento de ser una sociedad de putas y mafiosos. 


Estamos seguros que el primer mandatario dará las órdenes que se requieran para que no se pierda este esfuerzo, que en buena hora puede llegar a engalanar las celebraciones, y de esta forma evitará que este empeño se convierta en otra frustración.  De paso sería una bonita manera de honrar la memoria de Gabriel Germán Londoño.  Por eso hoy nos atrevemos a decir:  ¡¡¡Salve usted la obra Señor Alcalde!!!

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