Antes que hablar sobre movilidad, usos del suelo, densidades
posibles o la construcción del espacio físico, los invito a reflexionar sobre
el ser humano que habrá de habitar los productos que ustedes ofrecen a sus potenciales
clientes y que constituyen parte importante de la dinámica de crecimiento de
cualquier ciudad.
En este sentido, quisiera llamar la atención sobre varios temas
que no guardan relación aparente con la construcción, y sin embargo, están íntimamente ligados a ella.
La ciudad es ante todo, ciudadanía. Y lo es en el siguiente sentido: no existe
comunidad construida sin comunidad imaginada, y quien habita un espacio físico
que nosotros hemos denominado ciudad es el ser humano social. La ciudadanía es
política, es democracia. No politiquería partidista. Es expresión y
participación en la toma de decisiones relacionadas con lo que nos es
común. Las relaciones que se tejen en el
espacio, en el escenario del físico que
compartimos determinan la viabilidad (económica, ambiental, cultural y de convivencia) de ese mismo espacio.
La ciudad es cultura. No es
posible mantener una habitabilidad armónica en una comunidad si esta no
comparte unos códigos o valores de convivencia.
Estos pactos, implícitos y explícitos, se rompen constantemente, y ello
conlleva consecuencias que pueden variar desde la simple molestia por la
invasión o uso inadecuado del espacio común hasta el arriesgar la vida por
causa del incumplimiento de normas. Sin cultura para la convivencia y respeto
de los códigos de uso y habitabilidad de la ciudad, sería imposible una
relativa estabilidad en el diario vivir del territorio habitado.
La ciudad es economía. Y es que ella constituye una plataforma
para hacer intercambios de bienes y servicios de manera eficiente y apropiando
las mayores economías de escala en el uso de los recursos.
La ciudad es expresión cultural e innovación. La cultura en una ciudad no es, como a veces
nos figuramos erradamente, una expresión aislada de grupos segmentados por
gustos distintos a los de la población corriente. El arte, la expresión de diferentes formas de
ser y estar en el mundo, los caminos para decir, siempre llevan consigo
procesos creativos que en el agregado de la sociedad se convierten en importantes
insumos para innovar.
La ciudad es deporte y recreación, uso y disfrute de los recursos
naturales. Todo ello en relación a la
posibilidad de hacer uso de un espacio público dotado y abierto a las
posibilidades de una vida saludable que apropia, disfruta, y respeta el entorno
natural en el cual se ha instalado la ciudad construida.
Tanto desde lo que podríamos denominar “puertas para adentro”, el
ámbito de la intimidad, como desde la perspectiva del espacio público-público,
el que propicia la relación entre seres humanos que dialogan, intercambian
experiencias o que simplemente se expresan, nos interesa conocer más al hombre
para acertar de mejor manera en la construcción de una ciudad que lo asuma y lo
interprete de la manera más adecuada.
Lo que quiero proponerles es que miren más allá de lo que hemos
contemplado tradicionalmente como la ciudad, es decir, más allá de los aspectos
físicos, para empezar a considerar al hombre desde la perspectiva sociológica
de habitabilidad de los espacios construidos, y establecer la responsabilidad
que en estos procesos atañe al sector de la construcción.
Por último, los invito a profundizar sobre este y muchos otros
temas de ciudad en Lacebraquehabla.com, nuestro portal web de opinión para la
construcción de una ciudadanía activa.
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