DISCUTIR CON LAS CARTAS EN LA MANO
A partir del anuncio de traslado del Batallón San Mateo, realizado por el
Presidente Santos a mediados de agosto, se ha animado un debate ciudadano en
torno al uso que se deberá dar a este suelo.
La iniciativa que viene tomando fuerza entre los ciudadanos es dejar la
totalidad de lo que hoy ocupa el San Mateo para generar allí un gran parque
urbano.
A todas luces, tener más espacio público representado en una gran área
verde en pleno centro de la ciudad suena muy atractivo. Seguramente un
porcentaje muy importante de este suelo deberá dedicarse a ello, ojalá no menos
de las dos terceras partes de la totalidad del predio.
Pero, el traslado del Batallón requiere unos recursos para la construcción
de las nuevas instalaciones, los cuales deberán provenir de lo propuesto para
el desarrollo del actual lote.
En este sentido, días atrás había planteado que esta sería una muy buena
oportunidad para darle un nuevo aire al barrio Maraya, desarrollando una
estrategia de re desarrollo urbano en asocio con la apuesta de consolidación de
un gran espacio público, dando continuidad al anillo longitudinal tramo sur, e
incluyendo el acceso occidental al Aeropuerto, acciones posibles si se hace una
buena planificación de estos terrenos.
Todas estas propuestas están sobre la mesa para ser deliberadas, y su
aceptación o negación en el marco de un debate sustentado me dejaría muy
tranquila. Lo que me tiene con un cierto sinsabor es la poca o nula apertura
institucional acerca del que es, tal vez, el proyecto más estratégico de los
últimos años y de los años por venir.
Podrán hacerse campañas ciudadanas, e, incluso, existen importantes actores
del desarrollo urbano muy interesados en proponer sus puntos de vista, pero
todos parecemos ladrándole a la luna. El megaproyecto se está estructurando en
Bogotá, y el resultado de lo que allí se cocina se presentará a la ciudad como
una realidad pactada y cerrada que, seguramente y por sus magnitudes, vendrá
acompañada de los grandes jugadores del nivel nacional como desarrolladores del
proyecto.
Es urgente para la administración municipal empezar a poner las cartas
sobre la mesa. No solo en generar claridad acerca de lo que realmente
piensa hacer con ese suelo, sino de cuánto vale, el por qué es necesario
destinar parte del terreno al desarrollo inmobiliario, y mostrar a la
ciudadanía cómo van a democratizar la operación, teniendo en cuenta el querer
de los ciudadanos y la vinculación de los actores locales.
Generar una amplia participación garantizará a la Alcaldía el desarrollo de
un gran proyecto con sentido de pertenencia y apropiación colectiva de toda la
ciudadanía de Pereira. Como se ha demostrado, nos sobra civismo para unirnos a
grandes causas, eso sí, cuando somos invitados y no convidados de piedra.
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