Concurrí a la presentación de esta cantante de tangos, el pasado
jueves en el Santiago Londoño, sin muchas expectativas. No la conocía, y sólo había oído decir que
era “la mejor cantante de tango de la actualidad”.
Pero, ¿qué es lo mejor de la actualidad? Esas son afirmaciones que
siempre, por lo menos para mí, devienen sospechosas.
Además, tratándose de un género musical como el tango, que ha sido
interpretado por tantos y tan grandes, siempre queda el recelo acerca de lo que
está por verse.
Pero, ha salido esta mujer tremenda al escenario. Una artista, en toda la extensión de la
palabra, con una voz prodigiosa, como regalada a ella por la naturaleza para
que pudiera interpretar, precisamente, esta música que condensa en sus letras
toda la pasión, la melancolía, la fuerza de la vida bien vivida.
No sólo tiene la voz profunda y grave, tiene una entonación
precisa, que respeta las pausas, los silencios, no cantando, diciendo las
letras, que fueron escritas para ser dichas con contundencia.
Estupendo manejo del cuerpo y del escenario, y de su pasión hecha
gestos, comprometiendo toda su sensibilidad, y la de los atónitos espectadores. Gran acompañamiento musical que no desmerece
la presentación de la cantante. Conjunto
de representación artística con una fuerza arrasadora, que ha dejado a los
asistentes inmóviles e indefensos, pensando en las miserias y heridas de la
vida.Público con una receptividad total.
Comprometido afectivamente con el tango y con ella, que, haciendo gala
de toda su emotividad, se entregó totalmente.
La ciudad se va transformando, cediendo el paso a gustos más
elaborados culturalmente. Siempre es
grato estar ahí, en el momento justo en que las cosas empiezan a cambiar,
observando el nacimiento de algo: un campo cultural que empieza a insinuarse en
Pereira, circunstancia que nos impone un reto, y que permite que una sonrisa llena
de ilusión se dibuje en nuestro rostro.
Felicitaciones a los organizadores, a los
obstinados que vienen trabajando por la consolidación de procesos culturales por
fuera del odioso mercado, obviamente, mucho más valiosos. Y, agradecimientos a la vida, por haber
podido asistir a una presentación que ha movilizado todas las fibras de mis
sentimientos, que me ha dejado perpleja y pensativa. Impactarse con la vida no sucede
corrientemente, y es bueno expresar el reconocimiento cuando nos sobreviene la
oportunidad de vibrar con las maravillas de los seres humanos excepcionales,
como “La Gata” Varela.
Es una mujer divina Adriana Varela, capaz de transmitir tantas sensaciones con un tango...la mejor sin duda alguna
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