Leí, en este mismo periódico, que una firma británica será la
encargada de diseñar dos planes que le hacen sentida falta a nuestra ciudad.Uno
de movilidad y otro de espacio público. O, mejor, uno sólo que comprende ambos
atributos, tan interrelacionados y necesarios para vivir en armonía en la
ciudad contemporánea.
Parece ser una buena noticia,pero faltaría ver el alcance y la
rigurosidad de los estudios, la pertinencia de las propuestas, la articulación
con los planteamientos precedentes, su integralidad, etc.
No tengo prevenciones ni excesivas expectativas. En la medida en
que las propuestas vayan siendo presentadas, se podrá expresar una opinión
acerca de su calidad y congruencia.
Inicialmente, de acuerdo al contenido de la noticia, parece ser
que los consultores tienen experiencia, lo cual es un principio de
tranquilidad, pero, por supuesto, no una seguridad de un producto adecuado y
útil.
Una sugerencia a tener en cuenta sería intentar articular los
procesos anteriores(el plan maestro de movilidad metropolitano, algún plan de
espacio público que quedó esbozado, entre otros estudios). Muy conveniente revisar su contenido y retomar
lo que se pueda, para no partir de ceros.
Esta reflexión debe abarcar, por lo menos, los siguientes
aspectos: conformación morfológica del asentamiento urbano, estado de las
infraestructuras existentes (vías y parques), medios de movilidad más utilizados,
centros y subcentros -atractores y expulsores de viajes y recorridos-, recursos
disponibles para ejecutar potenciales proyectos, entre
otros. Y, como los mismos consultores lo han expresado en el artículo del
periódico, los comportamientos ciudadanos asociados a estas problemáticas. Podría decirse que lo que ellos han denominado
“cultura”, y que hace parte de su propuesta, son las rutinas, que van haciendo costumbre
y configuran, con el tiempo, los
imaginarios colectivos, susceptibles de ser transformados.
Todos estos análisis son imprescindibles para garantizar que el
producto entregado sea de provecho. Hemos vivido otro tipo de experiencias en
el pasado, con renombrados consultores quienes, después de haberse ganado el
contrato, se han negado, obstinadamente, a tomar en cuenta en sus análisis a la
realidad, terminando sus recomendaciones en los anaqueles de las entidades, por
impracticables.
Esperemos que,en estas ocasión, lo que se percibe como una buena
noticia se convierta en una estupenda herramienta de planificación, que plantee
alternativas para transformar la ciudad, volviéndola más eficiente y amable.Para
lograrlo, la Secretaría de Planeación debe velar por la pertinencia de lo que se
reciba como producto final de la consultoría.
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