martes, 4 de agosto de 2015

¿QUIEN VIGILA LAS CONSTRUCCIONES EN PEREIRA?

Es lo que se preguntan desesperados vecinos del sector de la Circunvalar con calle 13, quienes miran con preocupación cómo, en esta esquina, se demolió completamente una vivienda, mientras que en la licencia de construcción dice que se trata de una remodelación.

Las transformaciones urbanas en lugares de alto costo, como en este caso, tienden a privilegiar la ilegalidad.  Cumplir con las normas eleva los costos que ya han sido absorbidos, en su mayoría, por la renta del suelo.

La mutación de antiguas viviendas en locales comerciales, sin que a los promotores de dichas iniciativas se les haga cumplir con los retiros de vías y antejardines, ni mucho menos con los parqueaderos requeridos por este tipo de establecimientos, es lo que prima en la zona.  Una situación generalizada, a la cual las autoridades parecen no darle la menor importancia. 

Dificultades similares pueden apreciarse también en el de la carrera 15, entre calles 12 y 14.  Unidades residenciales convertidas en locales y  oficinas, en donde los andenes y antejardines están completamente invadidos por vehículos que estacionan, incluso, en la calzada, impidiendo el adecuado fluir del tránsito. 

Será difícil resolver la ubicación de los automotores en estas áreas, y en tantas otras cuya transformación urbanística se ha hecho sin ningún control. 

A este respecto, CAMACOL realizó un diagnóstico de ocupación de la malla vial, que no pretendía ser un estudio de mercado ni la viabilidad financiera a ningún proyecto específico, pero cuyos resultados son base para un plan maestro de parqueaderos.  Obviamente,  mientras la calle siga siendo una alternativa de parqueo, además barata, será difícil encontrar quien afronte esta problemática con una perspectiva económicamente rentable y de mercado

Estos temas nos llevan, necesariamente, a una reflexión más general.  La ciudad presencia el trámite de un nuevo plan de ordenamiento territorial que, aunque formulado rigurosamente, deja serias dudas sobre su aplicabilidad.  Sin una decisión de gobierno al respecto del control físico, por bueno que sea el nuevo POT, se quedará en letra muerta, y “la ciudad que soñamos” seguirá existiendo tan solo en nuestros sueños. 

La ausencia de control conlleva a la inequidad, y la exigencia selectiva en el cumplimiento de las normas desmotiva su acatamiento generalizado.  Surgen las perspicacias, y aunque Pereira sea una ciudad de espíritu liberal y tolerante, la ciudadanía se indigna.

Señores gobernantes: es bueno recordar quede la justa indignación a la peligrosa anarquía hay sólo un paso. 

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