Se circula tanto por la ciudad que el paisaje urbano se va volviendo
cotidiano, y uno se acostumbra a sus componentes, de tal manera que pocas cosas
le llaman la atención.
No obstante, existen predios al interior del perímetro urbano que sorprenden por el deterioro que presentan.
Cuando se circula por la vía de San Fernando La Playa, en Cuba, al
momento de llegar a la intersección con la Avenida de las Américas, a la altura de la calle 65, hay un semáforo. Detenida allí, últimamente he caído en cuenta de una chimenea
de la que salen emisiones abundantes, no se de qué cosas, pero que me hizo
pensar en las ciudades europeas del siglo XIX, con ese aspecto lúgubre,
desordenado y contaminado que se puede ver en libros y películas.
Preocupada por esa imagen tan desalentadora, pasé detenidamente, tratando
de identificar la fuente de la emisión, pero no pude ver la construcción en cuestión, ya que está por debajo del nivel
de la vía. No obstante, caí en cuenta
del desorden y la informalidad que imperan en ese sitio.
Me puse a buscar la norma urbanística que lo rige, y encontré que
hace parte de la Unidad de Planificación No. 13, sector B, y, sorpréndanse ustedes, no sólo este predio
tiene un buen pedazo en zona de protección, pues circunda el río Consota, sino que los
usos allí permitidos son de comercio, y sólo se permiten
las actividades con menor impacto. Dice
textualmente: “no se permiten usos de
alto impacto del grupo de comercio”.
Sin embargo, los usos que allí se desarrollan actualmente no son
ni siquiera de industria liviana. De esa
chimenea sale una nutrida columna de algo negro, constante, procedente de un
proceso de producción que se asemeja más a la industria pesada. Adicionalmente, todo el lote se ha
desarrollado en construcciones ilegales, de esterilla y plástico, y allí se
llevan a cabo actividades relacionadas con diversos usos, ninguno permitido por
la norma. Tristemente, este predio más parece una invasión que el
frente de una avenida.
Estamos hablando de la zona central del suroccidente de la ciudad,
a unas cuadras del sub Centro de Cuba, a un costado de una importante
intersección, a la luz del día y visible para cualquiera. Infortunadamente, este no es el único caso, sólo basta con abrir
bien los ojos para ver muchos más.
Me pregunto, en donde están las autoridades de control físico
(existe control físico todavía en la Alcaldía??), y de la CARDER, tan prestas estas últimas a detectar
cualquier anomalía, por pequeña que ella
sea, y a impartir la respectiva
sanción, y tan ciegas frente a este
deterioro evidente del medio ambiente, que se realiza de manera ilegal, en el frente de una de las avenidas
principales, a escasos metros de una fuente hídrica? No quiero parecer en estas columnas como una
de esas personas que pretenden una ciudad perfecta, somos una urbe joven y con
las dificultades propias de un desarrollo acelerado. Pero, de
la perfección inmaculada a la informalidad irresponsable hay mucho
trecho.
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