martes, 24 de enero de 2017

INTERCONECTADOS



La ventaja estratégica de Pereira, mucho se ha dicho, es su localización.  


Esto se evidencia en las decisiones de inversionistas que han escogido a la ciudad y sus alrededores para ubicar sus centros logísticos de distribución.


La Autopista del Café, la vía Cerritos -  La Victoria, y la interconexión entre Caldas (Antioquia)  y  la Virginia propuesta en la autopista Pacífico 3, son vitales en este propósito.


La Autopista del Café actualmente se encuentra en un estado de mantenimiento poco óptimo. El asfalto en buena parte del recorrido se ve agrietado y empieza a mostrar la necesidad de realizar una intervención más radical. No se resolvió aún la conexión Pereira – Punto 30, y la variante Condina se quedó corta frente a la creciente urbanización de los terrenos aledaños a su recorrido (no cuenta con retornos, ni intersecciones,  ni conexiones peatonales adecuadas).  


En cuanto a la concesión Cerritos – La Victoria, es evidente que en el tramo desde la intersección del Pollo hasta Cartago, que está plenamente urbanizado, se requieren urgentemente intersecciones, una red de andenes y puentes o cruces peatonales. La ausencia de esta infraestructura básica ha condenado a muerte a muchísimos ciudadanos.  


Pero lo más grave es que habiéndose convertido en una vía urbana, se permite sin ningún control y de manera informal la construcción a lado y lado de la vía,   puesto que allí no es permitido desarrollar construcciones individuales por fuera de planes parciales.  En los lotes debidamente desarrollados la norma no contempla ningún tipo de estrategia de ocupación territorial: la proyección de espacio público, equipamientos, malla vial que interconecte los asentamientos ya establecidos,  o una vía alterna.  De presentarse el obligatorio cierre de la vía, esta población queda condenada a un preocupante aislamiento.  


Ambas concesiones están por terminar y no se sabe si directamente el Alcalde, el Gobernador, la clase parlamentaria o los representantes gremiales, han tenido una interlocución directa con el gobierno nacional para incidir en la suerte que habrán de tener estas vías, tan vitales para el futuro económico de nuestro territorio.


¿Qué autoridad local ha solicitado el modelo financiero de las concesiones a punto de terminar y el de las nuevas por entregar? ¿Se han analizado las obras que comprometerán las nuevas concesiones, el tiempo a otorgar y los recaudos? ¿Están incluidos en estos nuevos proyectos las obras pendientes y las que el desarrollo ha ido imponiendo como necesidades inaplazables?


Estas y otras preguntas no tienen respuestas claras por parte de ninguno de nuestros líderes y gobernantes.  


Está muy bien resolver problemas de la coyuntura, como el aseo, el parcheo de las vías urbanas, la celebración de los cincuenta años del departamento, o los graves problemas de seguridad que nos aquejan.  Todo esto es necesario y en parte se está haciendo.  Pero el futuro de nuestra interconectividad no está claro, y esta incertidumbre compromete la viabilidad económica de la ciudad y la región.  

Tal y como se están presentando los hechos, corremos un gran riesgo de quedarnos aislados.


Foto por: Luis Guillermo Velázques

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