Asistí a la conferencia sobre movilidad, dictada por el ex alcalde de Bogotá Enrique
Peñalosa, e intenté parquear en los
parqueaderos de Ciudad Victoria.
Al ubicarme en un espacio que estaba vacío, vino la encargada a
decirme que no podía hacerme en él, que
esos lugares estaban destinados a quienes los arriendan por mensualidad. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, al
preguntar dónde podía hacerme, me indicó la circulación. Ante mi protesta, ella respondió con un “tranquila
que ahí no le pasa nada”.
Esta anécdota me indujo a varias reflexiones. Primero, me parece llamativo que los dos
sótanos de Ciudad Victoria estén totalmente ocupados. A lo mejor sí, y esto sería un indicador de
que esta infraestructura está cumpliendo con su cometido, de reducir el número de vehículos que entran
al centro tradicional. Claro que, como
dicen, “piensa mal y acertarás”, cabe la
posibilidad de que el concesionario (la Alcaldía entregó el parqueadero a un
privado para su administración) no esté dando uso al segundo sótano, por razones
de costo, lo que estaría muy mal, pues, existiendo estos cupos, no tiene
presentación que cobren por parquear carros en las circulaciones del primero.
Más allá del uso que un privado le esté dando a una
infraestructura tan importante, que se construyó con recursos públicos, queda
la inquietud sobre la necesidad de reforzar la política de construcción de
parqueaderos en la periferia al centro.
Esta debería ir acompañada de algún incentivo, por parte del municipio,
para estimular a que los privados los desarrollen.
Eso me recuerda también que los “cazadores” de proyectos de
carácter público, hechos con recursos del erario para que sean posteriormente
usufrutuados por privados, en la pasada campaña, andaban desesperados visitando a los dos
bandos en contienda tratando de venderles la idea de hacer unos parqueaderos
públicos debajo de la Plaza de Bolívar.
Gracias a Dios este esperpento aún no ha saltado, aunque no me fío,
puede hacerlo en cualquier momento.
Nada más absurdo y contrario a la lógica y a la conveniencia, y a
las políticas de ordenamiento, trazadas claramente en el POT.
De las conferencias de Peñalosa siempre quedan cosas interesantes,
aunque a veces ganen las que, personalmente, me parecen impracticables. Se pueden escribir muchos artículos
desarrollando sus tesis o controvirtiéndolas.
Pero, para empezar, un mensaje queda claro: cada vez más, se debe reducir
el acceso de vehículos particulares al centro, y estimular el peatonal a través
de espacios públicos (llámense aceras o bulevares). Y ojalá, volviendo al terreno de los deseos,
estuvieran libres de la odiosa invasión, para que pudieran ser disfrutados por la gran
mayoría de ciudadanos. Esto de la
ocupación indebida del espacio público es el acto de privatización más ramplón
y vulgar, que, como claramente lo dijo el expositor, se disfraza de equidad y
democracia. Y, construir parqueaderos
con recursos públicos y entregarlos a un privado para que se rente de ellos, y,
de sobre mesa, preste un mal servicio, es algo muy
parecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario