En la alcaldía de Israel Londoño, se intentó sacar adelante un
proyecto de revisión del POT que, por atropellado, no pasó ni siquiera la
instancia de la autoridad ambiental.
Fue una oportunidad perdida. Por
parte de los gremios se hizo un trabajo juicioso y se apoyó el proceso, con
equipos dedicados exclusivamente a elaborar propuestas y a revisar los
planteamientos de la Alcaldía. A la
postre, este ejercicio se frustró y el
trabajo se perdió.
Iniciamos esta administración con la idea de que era necesario,
ahora sí, revisar el Plan de Ordenamiento Territorial, puesto que, en teoría, la vigencia del formulado en el año 2000 había
caducado.
CAMACOL le hizo al Alcalde el ofrecimiento de apoyar esta iniciativa,
aportando la contratación de un experto
en urbanismo, de perfil nacional. Esta propuesta no tuvo eco, y el grupo “local” comenzó sus labores
solo. Nuevamente, los gremios
estuvieron siempre dispuestos a oír los estudios de diagnóstico, las cifras,
las nuevas iniciativas (no todas ellas sensatas, pero es parte del oficio), etc. No obstante, por diferencias internas en la
Secretaría de Planeación, el equipo acaba de renunciar. Llevábamos casi dos años en el intento, y pareciera que va a quedar trunco.
Se podrán esgrimir argumentos, de lado y lado, con respecto a lo que allí pasaba que, la
verdad, empezaba a tomar tintes novelescos; y, como en cualquier matrimonio, cada una de
las partes tendrá sus razones para los desentendimientos que se presentaron. Pero, más allá de las pasiones quedan los
hechos, se fueron unos profesionales -calificados técnicamente para la tarea-, y la que pierde es la ciudad.
Veo muy difícil retomar con un buen rumbo este ejercicio. Además de que falta muy poco tiempo, todo
equipo tiene su orientación técnica y, por más que se haya dejado un documento,
avanzar sobre la base de lo realizado será imposible. Tarde o temprano, se verán en la obligación de volver a
empezar. Y, como es natural, aparecerán intereses,
haciendo cola para introducirse en el
nuevo POT, muchos de ellos atados a compromisos políticos, de cara a las próximas elecciones.
De todas maneras, aunque es menester acompañar a la administración
municipal, el resultado parece incierto.
Hay cosas que, por experiencia, los alcaldes saben que son de difícil
trámite después del segundo año de mandato, en época electoral. Un proyecto de acuerdo para cobrar
valorización, por ejemplo, o una
revisión del POT. En ambas, a esta
alcaldía, parece habérsele pasado la oportunidad.
Para tanto lío, el planteamiento de quedarnos con el POT actual va
ganando. No será perfecto, pero, ya lo
manejamos, y, por lo menos, sus defectos son conocidos. Tiene problemas en cuanto a sus muchas
pretensiones, nunca se ejecutó con rigurosidad el programa de ejecución
propuesto, y, además, es excesivamente normativo, pues contiene aspectos que
bien podrían hacer parte de un código de construcciones, y, sin embargo, parece
tan difícil ponernos de acuerdo, que, en ausencia de algo mejor, bueno está el
que tenemos.
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