martes, 18 de abril de 2017

SER MUJER Y EL NINGUNEO


Foto: Vanguardia Liberal


Octavio Paz en su libro El Laberinto de la Soledad, se refiere a “ningunear” como aquello que significa mucho más que ignorar o menospreciar. En palabras de Paz, “El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno”.


El feminicidio, definido como “el asesinato de una mujer por su condición de ser mujer, o por motivos de su identidad de género”, aumentó en un 22% entre el año 2015 y el año 2016.

Hoy lamentamos casos como el de Claudia Giovanna Rodríguez, amedrentada por su ex pareja quien finalmente le dio muerte en su lugar de trabajo en Bogotá, o el de Paulina Tascón de 18 años asesinada por su novio en Medellín, quien acto seguido se quitó la vida. Aquí en Pereira, esta semana tuvimos la noticia de un hombre que por celos atacó a su esposa 14 veces con arma blanca y quien llamó él mismo la ambulancia porque “no se trataba de matarla, solo de darle un buen susto”.

Estos ataques con desenlaces fatales son solo la cara más visible de una tragedia extendida y que tiene muchos matices: la de ser mujer en una sociedad con arraigos fuertemente patriarcales y machistas.

Desconocer la opinión de las mujeres o callarlas, recordándoles labores “más apropiadas para ellas”, tratarlas en todo momento como objeto sexual, segregarlas en el núcleo familiar, despreciarlas en su lugar de trabajo, obstaculizarles su ascenso en ámbitos competitivos como el deporte, la representación democrática o los cargos directivos, también constituyen un grave maltrato.

Todos los días las mujeres debemos luchar para ser reconocidas. Diariamente se deben superar los señalamientos que relacionan la personalidad fuerte con el hecho de ser “muy bravas”, “machorras” o “lesbianas”; o soportar las constantes bromas socarronas que presumen “la falta de macho” cuando las mujeres tienen carácter para defender sus pensamientos y opiniones.





Para llegar al feminicidio se requieren años, sino siglos, de opresión ininterrumpida que moldea el carácter hasta hacerlo sumiso, resignado, obediente.

Llegar a ser víctima de una agresión física, aunque no en todos los casos, pasa por soportar de manera reiterada el desconocimiento, la negación, la orden imperativa, la restricción celosa, la posesión, el acallamiento, el servilismo, la contención. Todos estos actos debilitan la identidad de la víctima llevándola a niveles ínfimos de auto confianza y estima propia.

“No te mueras por mí”, es una iniciativa de una ONG peruana que recoge 25 testimonios de las cartas de “amor” y de “perdón” que hombres abusadores escribieron a mujeres reales. Este libro tiene una parte “blanca” en donde se consignan los escritos que contienen arrepentimientos y promesas, y una parte “negra” en donde se cuenta el desenlace que sufrieron las mujeres que decidieron perdonar a sus victimarios.

A ello habría que agregar: No te calles por mí, No te dejes opacar por mí. No pierdas tus sueños por mí. No te dejes mandar ni regañar por mí. No te dejes dirigir la vida por mí. En fin, no dejes de ser Alguien para convertirte en Ninguna.


Foto:Trujillo web

No hay comentarios:

Publicar un comentario