martes, 30 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN PARA EL AÑO NUEVO

Durante el año que está por terminar,esta columna ha servido para dialogar sobre la ciudad.  Cosas que no compartimos (como la invasión del espacio público, el ruido sin control, las calles atestadas de vehículos mal estacionados, etc.), y otras que nos dan ánimo y nos permiten vislumbrar un futuro promisorio. 

Lo que hago al escribir estas líneas, es intentar llamar la atención sobre los temas más relevantes para el bienestar y la convivencia en el entorno urbano.  Recibo mucha información de personas sinceramente interesadas, y trato de darle salida a todas las inquietudes y sugerencias.

Algunos funcionarios piensan que quienes escribimos columnas de opinión somos “criticones”, y  hay otros que creen una obligación verle a todo lo “positivo”.  Yo no creo ni en una ni en otra cosa. 

Tomo esta columna como el ejercicio público de una opinión fundamentada y razonada.  No se trata de ensañarse contra nadie, ni de alabar o buscar congraciarse con los gobernantes de turno.  Nada de eso pasa por mi mente: en lo que escribo no hay cálculo alguno.Respeto inmensamente este espacio porque la gente se forma sus propias opiniones a partir de lo que nos atrevemos a expresar, y precisamente por ese respeto, la pulcritud en el manejo de la información y la objetividad son presupuestos que he pretendido mantener a toda costa.

Escribir columnas de opinión implica un esfuerzo que, aunque recompensado por las inquietudes que se generan, a veces parece inútil.  Es, como diría mi admirado profesor Fernando Cruz Kronfly, “arar en el mar”. No obstante, como él, creo que siempre valdrá la pena hacerlo.

Mi interés está en la ciudad, escenario en donde los ciudadanos se interrelacionan y desarrollan.  Desde mi perspectiva, cada humanidad individualmentees sagrada, pero sólo puede reconocerse como tal en su interacción con el otro en sociedad. En el mundo contemporáneo la ciudad es la sociedad, por ello cuidarla es una forma de cuidarnos a nosotros mismos.

Este ha sido un buen año, en medio de las cosas que pueden no funcionar.  Esperemos que el próximo lo sea aún más.  Ello depende de nuestras actuaciones y decisiones sensatas.  El 2015 habrá elecciones, y elegir buenos gobernantesserá fundamental paragarantizar que los intereses colectivos prevalezcanpor encima de los individuales, que siempre han existido y existirán. 

Con sus logros y fracasos el 2014 será despedido, y el año que viene tendremos una nueva oportunidad para obrar mejor.  ¡Bienvenido el 2015!


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