martes, 20 de noviembre de 2012

La remodelación del teatro Santiago Londoño


Tuve la oportunidad de conocer el proyecto de remodelación para este importante escenario, elaborado por el Instituto de Cultura y Turismo. Es una iniciativa ambiciosa, como deben ser los propósitos relativos a la cultura.

La ciudad necesita espacios propicios para llevar a cabo representaciones artísticas, y el Santiago Londoño es el más importante con el que contamos, tiene el mayor aforo y sus instalaciones (escenario, inclinación del auditorio, acústica) son óptimas para el apropiado desempeño de las artes.

No obstante, es lamentable ver el estado de abandono en el que se encuentra. Es un gran escenario que se está cayendo a pedazos.

Hay goteras, y por ellas, una buena cantidad de sillas no se pueden habilitar para el uso del público, y si llueve en medio de la presentación o los ensayos, las goteras interrumpen de manera grotesca y vergonzosa. La tramoya se está cayendo, se la está comiendo el comején. Las luces son insuficientes. Los camerinos, que son amplios, no tienen mobiliario, o lo tienen viejo y feo, carecen hasta de bombillos, y hay que llevar absolutamente todo lo que se vaya a usar en ellos, empezando por el papel higiénico. Los baños para el público están en mal estado y casi nunca los dotan con los elementos de aseo cuando hay presentaciones. Los asientos (que son demasiado pegados) también están en mal estado, y si la gente se mueve chirrean, interrumpiendo las presentaciones, etc., etc.

Este estado de cosas contrasta con la buena ocupación que tiene, en gran medida con espectáculos privados, y con el elevado precio que cobran por su alquiler.

Definitivamente, Pereira no es consciente del gran teatro que tiene, lo ha condenado al olvido y al deterioro más infame, dejándolo en manos de los burócratas más avezados. Ha sido un eslabón más en la cadena de repartición de puestos, con las obvias consecuencias.

En cuanto a los aspectos exteriores, la entrada está mal localizada, lo cual hace que el público tenga que hacer fila en lugares inapropiados. Las taquillas no tienen internet, sólo una tiene teléfono y está bien ubicada, porque la otra está escondida y no es comercial. El acceso desde los parqueaderos, que son del centro comercial, es un laberinto. Y la fachada, como parte de Fiducentro, uno de los edificios más feos que ha sido y será posible construir, requiere con urgencia la remodelación que se está planteando, lo cual además sería la continuidad del proceso de renovación urbana, en este caso, del boulevard Egoyá.

La Alcaldía debería apoyar esta propuesta con más recursos, para complementar los que ya se han gestionado ante el Ministerio de Cultura. Las artes son una forma eficaz de transformar una sociedad, a través de ellas se pueden inducir cambios en la forma de ver la vida y en los gustos de las personas, lo cual redunda en un mejor comportamiento de los ciudadanos. Invirtiendo en escenarios para las artes y en una ambiciosa política de cultura se puede lograr una mejor sociedad.

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