Jean-Pierre Vernant, filósofo e historiador francés, dedicó sus estudios a la Grecia Antigua. En algunos apartes de su libro “Los orígenes del pensamiento griego”, nos dice en relación al universo espiritual de la Polis: “El sistema de la Polis implica, ante todo, una extraordinaria preeminencia de la palabra sobre todos los otros instrumentos del poder.”
Y, continúa: “Entre la política y el logos hay, así, una realización estrecha, una trabazón recíproca. El arte político es, en lo esencial, un ejercicio del lenguaje; y el logos, en su origen, adquiere conciencia de sí mismo, de sus reglas, de su eficacia, a través de su función política”.
Me he remitido a la práctica de la democracia en la Polis, porque Occidente deriva sus instituciones y su tradición precisamente de estas fuentes antiguas. El pasado viernes se realizó en Pereira, a instancias de la Cámara de Comercio, el Foro San Mateo, sobre la destinación que habrá de dársele al predio que hoy ocupa el Batallón, y que contó con la participación de cinco ponentes.
El arquitecto Jaime Vélez nos dio ocho muy buenas razones para repensar el desarrollo de las ciudades contemporáneas, mientras que el experto en competitividad, Jorge Ramírez Vallejo (cuya exposición mereció el aplauso en pie del auditorio), nos mostró una mirada más internacional, contemplando variantes posibles que, aunque tangibles, requieren tiempo para concretarse. Felipe Mejía, representante de Camacol, ilustró al auditorio con otras alternativas basadas en los conocimientos técnicos que los constructores manejan en la cotidianidad de sus negocios. El representante de los colectivos ciudadanos no pudo articular un discurso sustentado en razones, y estos (que llenaron el auditorio) se perdieron la oportunidad de plantar una posición política fuerte, una propuesta concreta con la cual ubicarse en la negociación que forzosamente se ve venir en el ámbito del trámite de cualquier proyecto.
El Alcalde estuvo errático. Su presentación empezó desconectada con el tema, y cuando finalmente abordó el punto lo hizo apelando a generalidades.
Él mismo se propuso, extrañamente, como “facilitador” de los anhelos de todas las posturas en debate, lo cual no se compadece con su posición.
El caso es que terminó recibiendo órdenes del Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien, sobradamente inteligente, apeló todo el tiempo a su saber para defender la posición del gobierno (propietario del lote), llegando incluso a establecerle un plazo perentorio: seis meses.
Escaso período para decidir qué hacer, y obtener los $200 mil millones de pesos que valen las nuevas instalaciones proyectadas en el vecino municipio de La Virginia.
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