martes, 1 de marzo de 2016



LA CIUDAD ESTA VIVA



Por muchos años el desarrollo en esta capital se hizo a un ritmo lento.  Los grandes cambios se daban con la construcción de la infraestructura vial y algunos edificios, en la zona céntrica y en Pinares de San Martín.  Por ejemplo, el barrio Los Álamos, donde nací y crecí, permanecía como un referente de habitabilidad, con ese urbanismo generoso y sus residencias de puertas hacia la calle.  En él, la ciudad no cambiaba.  

Hace apenas quince años estábamos saliendo de la crisis económica, y era difícil encontrar facilidades urbanas, como una buena oferta de restaurantes o gimnasios abiertos antes de las siete de la mañana.  Todavía se almorzaba en casa, y la ciudad dormitaba, casi por completo, a la hora de la siesta. 

Ese pasado con dejos de ruralidad empezó a cambiar, y la velocidad arremetió contra nosotros.  

Hoy, Pereira es lo que han llamado “Capital del Eje”. 

Aunque salir a decirlo puede llegar a parecer un acto ostentoso frente a las ciudades vecinas, es una realidad, y la ciudad de hoy poco o nada se parece a la de finales de siglo. 

Suelo levantarme a esa hora precisa en que siendo ya de día aún nos cubre la oscuridad. Tomo mi automóvil por la doble calzada en dirección a Cerritos, y me asombro de la cantidad de gente que se desplaza tan temprano, preguntándome a qué lugares llevan tantos motores. 

Y cuando llegando a mi oficina del centro a eso de las seis de la mañana,  me encuentro con una ciudad completamente encendida, no puedo más que sorprenderme de los restaurantes y cafeterías abiertos en donde conversan divertidos comensales.  Esta frenética actividad de los lugares céntricos se prolonga durante todo el día, y llega a la noche. El fenómeno se repite, ya sea en la Circunvalar, en Cuba, o en zonas menos centrales como Panorama, el Parque Industrial o El Jardín.

La nuestra es una ciudad viva, la capital de una zona ampliada: nuestra oficina de Planeación tiene la responsabilidad de planificar, no sólo una ciudad, sino toda una región.  

Los gobiernos (departamental y municipal) deben trazar las acciones a partir de las cuales habrá de consolidarse esta tendencia, que puede sentirse, vibrante,  apenas se cruza el umbral de la propia puerta.  A ellos les cabe la responsabilidad de consolidar y sacar el mejor provecho de una situación que, por lo menos como concepto,  ya les sirve para echarse el discurso.

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