Las vías construidas son un activo de la
ciudad.
Hemos invertido, generación tras
generación, muchos recursos en la construcción de lo que hoy constituye nuestra
malla vial.
Sin embargo, desde que se pignoraron los
recursos de la sobre tasa a la gasolina
para apalancar las obras del Megabús, es notorio el abandono en el que quedó el
mantenimiento de la malla vial.
Estos recursos, que antaño se dirigían a
reparar vías o a reponer tramos completos de calzadas averiadas, no fueron
reemplazados adecuadamente.
Y las consecuencias saltan a la vista.Por
donde transitamos están presentes los odiados huecos.
En lugares como el barrio Los Alamos, las
vías de acceso a la Universidad Tecnológica, o la Avenida 30 de Agosto, es notorio
el deterioro de las carpetas y losas que sirven de pavimento.
Recientemente se han acometido ciertas
reparaciones. Pero estas son sólo remedios superficiales para males muy grandes.
Carpetas que deben ser levantadas por
completo son simplemente agujereadas, tratando de reparar los baches, pero
estos se unen, y el arreglo termina siendo un remiendo cuya duración será
corta.
Es obvio que lo mejor sería levantar los
tramos completos y reemplazar definitivamente las calzadas, cosa que no se
hace, debido a la ausencia de recursos suficientes y, también, por la ausencia
de una política consistente de mantenimiento vial.
Habría que considerar si reparar completamente
sería más económico que esos reparcheos extensos.
Otra duda grande que queda es la eficacia
de las cuadrillas de obreros del municipio, quienes realizan estas
labores. Es corriente ver un gran número
de obreros en los lugares de las reparaciones, de los cuales solo uno o dos
trabajan, mientras los otros,
aparentemente, no están haciendo nada.
De todas maneras esta fuerza de trabajo
hace parte de la planta de la administración municipal y se dirá que debe ser
aplicada a ciertos trabajos, para no dejarlos completamente ociosos.
El orden de los recursos que se requieren
para mantener adecuadamente en las vías de la ciudad, y empezar a cubrir el faltante de los años
anteriores, es de unos treinta mil millones de pesos año.
Los recursos de la sobre tasa a la
gasolina terminan su pignoración al Megabús en el próximo 2016. La ciudad debe tomar conciencia de la
necesidad de orientar estos recursos exclusivamente para el mantenimiento de
las vías. De no hacerlo, se perderá lo que la ciudad ha
invertido, con tanto esfuerzo, durante largos años de construcción y desarrollo
urbanístico.
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