miércoles, 20 de mayo de 2015

MEMORIA DE LA CIUDAD

Con la intención de seleccionar propuestas estratégicas, que el sector productivo pueda presentar a los candidatos a la Alcaldía de Pereira y a la ciudadanía en general, nos pusimos en la tarea de rastrear los antecedentes de planes y programas formulados en distintos momentos.

Estudios de planificación, prospectiva, planeamiento estratégico, planes de desarrollo, etc.; de la ciudad y de las entidades del orden municipal que cuentan con este tipo de ejercicios.

La primera conclusión que salta a la vista es que la ciudad tiene bien definidos sus ejes estratégicos de desarrollo.  Se trata entonces de elegir, juiciosamente y con criterio de prioridad,los proyectos que mayor impacto traerán en el transcurso de su ejecución, los de mayor potencial de transformación, así estos requieran tiempo y paciencia para llegar a obtener resultados positivos. 

Es seguro que aquellos proyectos verdaderamente transformadores no se alcanzarán en uno o dos períodos de gobierno. Pero, precisamente, la tarea del sector productivo deberá ser la de salvaguardar la constancia, en la realización de acciones tendientes a obtener los resultados esperados.  Y no permitir que intereses politiqueros, o pujas de poder, desvíen inconvenientemente el camino trazado por la ciudad.

La ciudadanía, directamente o a través de sus representantes,  ha hecho parte de todos los planes que han definido los sectores y proyectos estratégicos y, por lo tanto, ellos deben entenderse como mandatos ciudadanos, que deben ser respetados.

El entusiasmo por la tarea asumida es total.  Solamente, quisiera señalar que me he encontrado con algo que me aterra. En la Alcaldía de Pereira no conservan los documentos debidamente.  Quise hallar la evaluación del plan de desarrollo de dos períodos atrás. Me dijeron que la han destruido, aduciendo para ello un mal entendido criterio de “obsolescencia”.

No hay derecho a que se deseche el testimonio de lo ocurrido en materia relativa al desarrollo del municipio.  Así, ¿cómo haremos para no repetir, eternamente, los errores del pasado?Estamos ante una gran indolencia, una ausencia de consciencia cuya falta es grave.  

Planos, borradores de programas y proyectos, que costaron recursos a la ciudad y guardan la memoria de su desarrollo, no pueden ser enviados al pica papel apenas su recuerdo entibiece.  Su conservación debería ser rigurosa. No estamos tratando aquí con cualquier baratija que pasa de moda. 


Corregir este imperdonable error será el primer paso para reconocernos como comunidad imaginada, que se piensa y se representa precisamente a partir de este tipo de memorias.  

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