Cuando el famoso “Cholao Peters” desalojó el parque La Rebeca,
trasladándose a un local comercial, pensé: a este comerciante le está yendo de
maravilla y ha decidido dar un paso a la formalidad. Estorbaba, y mucho, sobre todo por los carros
que desde su improvisado parqueo gritaban al “Cholao” sus pedidos, afeando el
entorno, interrumpiendo la movilidad, etc.
El pasado domingo fui a comer a uno de esos restaurantes de la
carrera 12, y al pasar por el local del “Cholao” vi la fila: no menos de
cincuenta personas que esperaban ser atendidas, todo un éxito!!!
La proliferación de locales comerciales y ventas de comidas, que se han venido consolidando en este y otros
sectores, marca una tendencia de desarrollo. No obstante, las actividades se llevan a cabo
en construcciones que antiguamente fueron residenciales y que,convertidas en locales
comerciales, no tienen parqueaderos. No
hay normas en Pereira que los exija o, sí las hay, no hay control urbano que
las haga cumplir.
El daño parece ya demasiado grande y la única alternativa viable
será prohibir el parqueo en la calle, y que promotores inmobiliarios inviertan
en la construcción de parqueaderos. Mejor aún, podría hacerlo la misma
Promotora, si es que ya no está en eso. No sólo tiene los recursos, sino que
hace parte del municipio que maneja la norma y puede imponer las sanciones.
Sería un negocio, pero en el balance desocupar las vías le conviene más a la
ciudad que seguir como estamos.
También sentí alivio cuando el famoso “perrero”, que se había
tomado históricamente la esquina de la Avenida 30 de Agosto con calle 39, puso
un aviso que dice: “Nos trasladamos al centro comercial Panorama”.
Sinceramente, me alegra!
No tengo una posición per se en contra del comercio callejero,
pero el desorden, la usurpación del espacio peatonal -y no en pocas ocasiones
del vehicular-, la conexión ilegal a los servicios públicos, las condiciones de
higiene incontroladas, etc., parecen suficientes razones para determinar que
todos estos comercios deberían formalizarse.
Para ello sólo existen dos fórmulas de éxito: las ventas –que van
en función de la calidad del producto- y hacer cumplir las normas –que está en
función de la calidad de la administración pública-.
Mientras todo esto se logra, me sigo alegrando con la
formalización y el éxito comercial de estos trabajadores honrados, que ahora lo
son más,obrando honradamente con la ciudad de la que derivan sus ingresos.
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