La semana pasada la ciudad se vio colapsada. Tres días en los que sus principales vías fueron intervenidas, otra vez, por la vuelta a
Colombia.
Muy bien que se quiera exaltar el deporte. O, viéndolo desde una
perspectiva extraña, que se le haga un supuesto reconocimiento a la ciudad, al
incluirla en la asignación de dichas etapas.
Como en todo, habrá opiniones disímiles. Pero, resulta ser que la función de los
gobernantes es tomar las decisiones considerando sus consecuencias, en relación
a la gran mayoría de la población.
Hay una tendencia mundial a impulsar ciclorutas, entre otras
maneras de convertir a las ciudades en lugares más amables y con menores
índices de contaminación. Por ejemplo,
en este momento se está consolidando EuroVelo, una gran red de 70.000
km, compuesta por 14 ciclorutas, para conectar 43 países europeos. La idea es, que estas redes no estén sólo en las
ciudades, sino que sirvan para recorrer distancias más largas, con un claro
propósito turístico.
Entonces, una cosa es pensar a futuro, en una ciudad con un
sistema de transporte alternativo, bien definido, funcional, e, incluso, inter
conectado con las otras ciudades del eje cafetero -cicloruta así construida
como complemento a la Autopista del Café, de alto potencial turístico-, y, otra
es, en el presente, sin infraestructura, y a la bulla de los cocos, cerrar el
tránsito a los vehículos, por la
ventolera de ingresar una carrera ciclística por las calles de la ciudad. Así, es obligado preguntarse, ¿cuál es el
propósito?
Había sido un caos el año pasado, y volvió a serlo. Poca información hubo, y, aún, suponiendo que
se haya difundido, contando la ciudad con tan pocas vías, ¿por dónde iban a circular
los miles de ciudadanos residentes, por ejemplo, en la comuna Universidad, a
las 2 de la tarde, si todas las salidas estaban cerradas?
Sucedió lo que tenía que suceder: monumentales trancones, retrasos
en todo el funcionamiento de la ciudad, pérdidas económicas, etc.
No se puede argumentar que es un fenómeno concerniente sólo al
sector de la población que se moviliza en carro particular, porque, como es
obvio, el transporte público –que no vuela aún- también se vio afectado por el
proverbial atasco.
Sucede con la vuelta a Colombia, y con la odiosa cabalgata, entre
otros ejemplos de decisiones desconsideradas, que no consultan los intereses de
la mayoría de los ciudadanos. ¡Pereira no se merece ese trato!
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