martes, 10 de junio de 2014

HECHOS DE CIUDAD

En el reciente congreso de la Cámara Colombiana de la Construcción, CAMACOL, realizado en Cartagena, se volvió a hablar de ciudades compactas. 

Los argumentos a favor de las ciudades densas son bien estudiados, y no les falta razón a aquellos quienes consideran necesario un cambio de perspectiva. Pero, no tendría ningún sentido intentar cambiar el modelo de ciudad de un día para otro. 

Más sensato parecería intentar transformaciones planificadas, que se vayan haciendo por sectores, para convertirlos en lugares en los que se tendría todo “a la mano”: habitación, trabajo, estudio, salud, recreación, deporte, etc. Siempre teniendo en cuenta que, al construir sobre la ciudad ya construida, las dificultades en la gestión del suelo harán imprescindible la participación del Estado.

Para el caso de Pereira, queda la sensación de estar llegando tarde a este debate, cuyo momento debió haber sido la redacción del primer POT formulado en el año 2.000.  La realidad de hoy muestra que la ciudad ya se expandió.  Para comprobarlo,sólo se necesita observarla desde el aire en una noche despejada. 

Así que, la discusión debería ser otra, girando en dos sentidos.  Cómo hacer para que esos vacíos, aún sin desarrollar, se urbanicen bien; planteando desde la Alcaldía un macro urbanismo, concreto, fácil de ejecutar, y que debe volverse de obligatorio cumplimiento seleccionando para ello los mecanismos de financiación que sean pertinentes.  Además porque, ante la amenaza del recorte del perímetro, es seguro que muchos de los propietarios de estos predios sacarán licencia de urbanismo antes de que cambie la norma.

Y,considerar cuáles son esas zonas de renovación y re desarrollo y empezar a planificarlas.  ¿Cómo? Actualizando la valiosa información contenida en las UP (Unidades de Planificación). Así, se podrán elaborar presupuestos, y estimar las inversiones posibles, dejando las restantes proyectadas a futuro.


Adoptar estas medidas sería mucho más útil que discutir acerca de si se cierra el perímetro o no, desconociendo el hecho de que las zonas incorporadas a los perímetros sub urbano y de expansión, en el primer POT, ya se desarrollaron en una porción muy importante.  Además, no tendría mayor sentido dejar los predios sin desarrollar, como eternos vacíos entre zonas construidas, que, más tarde o más temprano, y por la presión de los propietarios y el desarrollo mismo de la ciudad, terminarán urbanizándose, tal vez de manera apresurada y sin cumplir condiciones.  El momento de establecer esas condiciones es ahora.  ¡Más vale tarde que nunca!

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