Creo en la educación como vehículo para
alcanzar estados más democráticos. Pero,
hay que estar muy vigilantes de los contenidos que se imparten. Por un lado está el tema de la calidad y,
adicionalmente, no es repartiendo tablets, al estilo del gobierno nacional, como se va a superar la ignorancia. Un mecanismo usado sin criterio puede ser un
instrumento de alienación.
Por eso, sería muy importante que primero se
trabajara en el ser humano, más allá de la ambición simplista de querer
integrarse a un sistema económico.
Educar para llegar a ser científicos, artistas, deportistas, puede que no sea garantía de
volverse millonarios, pero, seguramente, salvando las necesidades básicas, estaremos
logrando seres humanos mucho más felices, y poniendo las bases de una sociedad
que avance en el sentido más humanista.
La condición fundamental
para el cabal ejercicio de la democracia debe ser la cultura, entendida esta
como la capacidad intelectual que permite al elector hacerse un juicio propio
de las consideraciones de la vida social.Para lograrlo, es definitivo darle una adecuada orientación
al sistema de educación, que desmonte, de
una vez por todas, el éxito económico como único propósito de vida.
Lo primero que se
requiere es elevar el nivel de conciencia colectiva, y trabajar por la
superación del individualismo, apuntándole a la construcción de una
organización social en la que el mandato no sea la disputa entre los hombres,
sino su cooperación. Es lógico que en un
mundo donde se educa para conseguir dinero, no exista proyecto común que pueda
subsistir, pues siempre se encontrará la manera de atrapar ganancias
individuales en detrimento del interés general.
Se requiere una
asistencia social básica, que no dependa de apoyo político alguno, y, a partir
de ahí, otorgarle a las personas la posibilidad de llenar su vida de contenidos
que los hagan mejores seres humanos, y la libertad de realizar las actividades
que más los realicen.
El objetivo no puede ser convertirnos en simples máquinas de consumo de
los productos de un sistema sobre abastecido, sino en hombres y mujeres que
realicen tareas que los llenen de satisfacciones y que colaboren al progreso de
la humanidad en su conjunto.
He ahí un ideal de
sistema social, que empieza por una educación muy distinta a la que impartimos
hoy, aquella que torpemente estamos orientando a adquirir las reducidas
habilidades que se requieren para agonizar en vida contestando llamadas en un
call center.
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