A pesar de lo inconveniente del proyecto de la Calle de la
Fundación, por innecesario, costoso, y
disonante con las intervenciones precedentes en el centro, este se hizo.
Según la justificación para la adición de recursos, que envió la Secretaría de Infraestructura, hay
cosas que se necesitan, y que sería un verdadero pecado omitirlas o dejarlas a
medias. Por ejemplo, se solicitan 1.336
millones para la renovación de las redes de acueducto y alcantarillado, y para
la reconstrucción de los cárcamos por donde van las redes eléctricas, debido a
cambios inevitables que obedecen a la longevidad de las redes allí
encontradas. No hacer estos cambios
sería una verdadera insensatez. Otro
aspecto que parece de gran relevancia, y que era difícil de prever, es el reforzamiento
de la estructura del pavimento, con una mezcla de concreto al 5%. Inevitable completamente, si no se quiere echar a perder todo lo
invertido, lo que implica un aumento de 173 millones.
Ahora bien, se hace evidente que hubo improvisaciones, porque sólo
después del concurso -que estuvo en cabeza de la Sociedad de Arquitectos-, y de
la posterior adjudicación de las obras, se recurrió a la opinión de los
especialistas en varios temas. Aspectos como la modificación de las especies
para la reforestación, por sugerencia de los expertos del Jardín Botánico de la
UTP, que resultó en 59 millones
adicionales. O, el cambio de cañuela en
concreto a cuneta, por recomendaciones del diseñador hidráulico, que implica un
aumento de 227 millones. La decisión de
usar el concreto color integral para las losetas, otros 315 millones. El aumento de las letras de bronce (para la
línea de la historia), después de la revisión de la Academia de Historia, y la incorporación tardía de los códigos QR
(que se pueden escanear con el celular para obtener información
adicional), 112 millones más. Todos estos factores pudieron hacer parte de
las especificaciones técnicas, si las opiniones de los expertos se hubieran
solicitado en la fase de elaboración del diseño.
Finalmente, en la solicitud se engloban otros gastos producto de
la ejecución de la obra, motivo por el cual se requieren 478 millones más. Habrá que confiar en que todo esto se ha
hecho tal y como se dice.
Leyendo el informe, de la
manera más desprevenida, queda la
sensación de que la Alcaldía estuvo mal asesorada, que le vendieron la idea de
un proyecto excesivamente suntuoso, que además tuvo aspectos que no fueron bien
evaluados antes, y que, como era de esperarse, se presentaron aquellos
imprevistos lógicos al intervenir una zona en donde hay construcciones que
tienen ya muchos años. Pero, estos ya no
deberían ser los debates. Yo me
pregunto, ¿entonces qué, dejamos el proyecto a medias? Eso sí que sería una verdadera “patanada” con
Pereira. Ahora, lo único que hay que hacer es ponerle el pecho
a la brisa, adicionar lo solicitado, y vigilar porque se termine de invertir
con total transparencia. Confío
plenamente en el juicio de la Secretaria de Infraestructura, es demasiado
profesional como para permitir que se le dé mal uso a estos recursos.
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