martes, 28 de febrero de 2017

SOL, ARENA Y RÍO




Recientemente estuvimos con el equipo de La Cebra Que Habla, portal web de opinión y ciudadanía, en el Río Cauca.

Partimos desde La Virginia, en una barca arenera bautizada por su propietario como “La Chiva Acuática”.  Antes de embarcarnos, habíamos recorrido el pueblo en busca de Ricardo, aquel que habría de llevarnos a deslizar nuestras miradas por la masa de aguas anchas.  La primera sensación es la de unas zonas ribereñas abandonadas a su suerte.  Sin ningún tipo de infraestructura y esquivando basuras y desperdicios, abordamos en la embarcación coloreada de arcoiris.    A la margen derecha pudimos ver el movimiento de los areneros. Buzos de agua dulce llamados “los extractores” regresaban con sus baldes de 50 kilos llenos del material del lecho, mientras otras embarcaciones similares a “La Chiva” esperaban para ser rellenadas con el contenido.   
“Somos cerca de 450 extractores y 600 paleros los que trabajamos aquí”, dijo Ricardo. Y es que él, a pesar de controlar una parte de la playa, tener embarcaciones y evidente mando sobre sus hombres, también se sumerge en las corrientes.  “Lo hago desde las dos de la mañana y a las siete u ocho ya he terminado”.  “Es por el sol”, nos dijo.  Aunque parece tomar muchas precauciones, su piel de hombre recio cercano a los cincuenta años delata muchas jornadas abrazado por los rayos del puerto dulce de Risaralda.

Él es emprendedor, y su Chiva, con una adecuación básica, se transforma en transporte para cincuenta turistas.  Van de recorrido por las riberas y se adentran en excursiones por los bosques nativos que bordean el río.

Quiere también articular el recorrido en las tradicionales “marranitas”. En uno de los últimos tramos de La Carbonera, en Caimalito, conocido como El Cinco, encontramos los tablones  con balineras que se apegan a los rieles del ferrocarril y que proporcionan el medio de transporte para los esporádicos habitantes que han robado un espacio entre las corrientes y las peñas. Una vía llena de historia  que conecta con Estación Pereira.    Conversamos mucho, acerca de su emprendimiento turístico, lo que le gusta a los turistas de alto poder adquisitivo, amantes de la naturaleza y de las personas como él, que tienen vida para contar.   Pasamos enfrente del lugar en el que antaño se tomaba la embarcación conocida como El Planchón.  Allí, en el total abandono se encuentra lo que alguna vez quiso ser un puerto turístico. 

“Es que tiene una demanda por tres millones de un muchacho al que le dieron a operar eso y no le dejaron terminar el contrato”, anotó.  Recordé entonces que somos el departamento invitado a ANATO, la feria nacional de turismo, que comienza este jueves.  Hay mucho por hacer y es relativamente sencillo para los gobernantes hacerlo.    Existen emprendedores del sector turístico que desean articular a las comunidades para cambiar el concepto de turista por viajero.  Lo que promueven es la vivencia de experiencias.  En la región ya hay varios constituidos y funcionando, pero necesitan apoyo, y el Estado perfectamente puede brindarlo. 

Foto por: Jess Ar

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