miércoles, 21 de octubre de 2015

DE ILUSIONES Y ELECCIONES

Este domingo próximo será día de elecciones. 

La campaña política que está por concluir ha sido particularmente larga. Más de un año en el que, en materia política, se ha visto de todo: desistimientos, adhesiones, reconciliación de viejos enemigos políticos, las “volteretas” de quienes iniciaron respaldando a un candidato y luego se fueron para donde su rival, etc. 

Aún cuando se iniciaron procesos por firmas, la mayoría de estos no concluyeron activos en la contienda.  Pareciera que aún nuestra ciudad no está madura para sustraerse a las lógicas electorales tradicionales.  No creo que estos desistimientos puedan entenderse como un fortalecimiento de la democracia, bajo la tutela de los partidos políticos, a los que la ciudadanía del común les tiene una desconfianza bien merecida.

En cuanto a la opinión, en esta campaña se han manejado todo tipo de posturas.  La de los “jugados”,  la de quienes han intentado mantenerse imparciales, la de aquellos que reniegan del proceso en general, entre otras.

Se ha criticado a los sectores empresarial y gremial por no plantear una postura definida. Ante ello sería bueno recordar que estas contiendas se desarrollan, prioritariamente, en las lógicas del aparato político.  Quienes se han sumado en uno u otro bando, en mi opinión, se vuelven instrumentos ciegos de estas lógicas, que son ingobernables para los ciudadanos ajenos a ellas, y que cobrarán sus dividendos, independientemente del resultado final. Apoyarlas en campaña parece más un acto de ingenua ilusión que un aporte resuelto a la democracia.

Lo cierto es que de quienes hoy se encuentran como candidatos saldrán nuestros gobernantes.  Y, una vez electos, será menester de los ciudadanos, cualquiera que sea el lugar que ocupemos en esta sociedad, colaborar para que las administraciones venideras sean lo mejores posibles. 

La suerte de la ciudad y de la región se jugará con ellos. Apoyarlos es un deber, a no ser que sus prácticas sean evidentemente lesivas o corruptas. 

No creo que esto sea lo que nos depare el futuro tomando en consideración a quienes hoy se encuentran en contienda.  Todo transcurrirá, seguramente, dentro de las “justas proporciones”, según lo expresado por un ex presidente con fama de bruto, que, a la postre, o por lo menos a juzgar por esta lúcida sentencia, no lo fue tanto. 


Pero, esperar que los próximos gobernantes se sustraigan radicalmente de las lógicas electoreras a través de las cuales van a llegar al poder, eso me parece esperar un imposible.

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