Recientemente el DNP ha divulgado los resultados de las acciones
del gobierno para la reducción de la pobreza y pobreza extrema, en las zonas
urbanas y rurales, y en las 13 principales ciudades. La pobreza se reduce en 12 de estas ciudades
y SÓLO crece en Pereira. En el período
de estudio (2012-2013) también aumentó la pobreza extrema en la ciudad.
Estas cifras han encendido las alarmas de muchos, y parecen no
haberles dicho nada a otros.
Si bien no debería ser sorpresivo, puesto que nuestros indicadores
socio económicos vienen en un proceso de deterioro de tiempo atrás (empleo,
PIB, participación en las exportaciones, etc.), algunos apenas se asoman a esta
realidad, y se sorprenden como quien acaba de descubrir el agua tibia.
Otros le endilgan la responsabilidad, exclusivamente,a los
gobernantes de turno, y éstos, a su vez,
intentan lavarse las manos.
El sector privado no se manifiesta, o no lo hace contundentemente.
En reuniones con representantes de la Alcaldía, o en las
intervenciones públicas de los políticos del partido que está en el gobierno
municipal, incluso en las de aquellos que les sirven de divulgadores de
información, se ha empezado a elaborar un curioso discurso, que sigue la estrategia de la avestruz, ni más
ni menos. Esconder la cabeza en la
arena y decir: ¡esta arena es un magnífico vividero! Y emprender una acusación:
¡ustedes, los formadores de opinión, flaco servicio le hacen a la ciudad
criticándola tanto, aquí todo está muy bien!
Simpática posición. El amor
por Pereira es compartido por cuantos la habitamos, incluso lo dicen las cifras del
programa Cómo Vamos: lo mejores indicadores corresponden al
sentido de pertenencia que sus gentes tienen por la ciudad. Así que, no estamos
hablando de una “falta de amor”.
Estamos hablando de que lo mínimo que esperan los ciudadanos de
sus gobernantes es un discurso elaborado, para reconocer lo que está sucediendo
(¡la realidad es tozuda, a veces no nos gusta, pero es la realidad!), y, sobre
todo, una exposición clara de lo que se está intentando para cambiar las
tendencias negativas.
Lo demás es bobería.
Convivir en un mismo espacio geográfico, cuando el vecino, el que
nos topamos en el espacio público, el que vive en la indigencia, el desempleado,
pereirano como nosotros, vive en condiciones de pobreza o de pobreza extrema,
hace de nuestro proyecto de ciudad no sólo injusto sino INSOSTENIBLE!
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