La entrada 4, Vía a Cerritos, se ubica enfrente de Galicia, zona densamente
poblada de la ciudad, desarrollada a lo largo de la antigua banca del
ferrocarril, que comprende desde la Iglesia San Miguel hasta más allá de Estación
Villegas. En ella habitan
aproximadamente 9.000 pereiranos, en su mayoría de escasos recursos y que trabajan
en fincas, casas o fábricas, muchas de ellas ubicadas en el mismo
Cerritos. También se están construyendo
nuevos desarrollos urbanísticos, aumentando significativamente la población.
Se presentan allí un sinnúmero de cruces peatonales, intercambios
de personas que van y viene de sus trabajos, escolares que se apresuran a
arribar a las clases en las instituciones educativas disponibles en el sector,
y, en general, todo tipo de transeúntes que
usan este sitio para pasar de un lado al otro de la avenida, en función, sobre
todo, de tomar las diferentes rutas del transporte público.
Esta situación hace que este punto de la doble calzada sea
sumamente peligroso para peatones, pasajeros y conductores, ya que esta vía presenta un alto nivel de
tráfico, que incluye transporte colectivo, pesado y vehículos particulares.
Actualmente es casi imposible armonizar los requerimientos de este
cruce que se ha establecido allí de manera natural, ya que en este mismo sector
existe un retorno, está el acceso a la vía de las arepas de chócolo, y se paran
las personas a esperar las diferentes rutas.
En un lado de la avenida el paradero es inexistente y en el otro está
mal ubicado. Los buses, por ejemplo, se detienen
en la bocacalle de la entrada 4, exponiendo a los peatones a ser arrollados, y
restringiendo la visibilidad para la incorporación del tráfico que de allí
proviene.
Toda esta situación pone en altísimo riesgo a los peatones, muchos
de ellos niños pequeños, quienes arriesgan sus vidas esperando el transporte en
lugares inadecuados o enfrentándose a los vehículos en frenéticas carrearas
para lograr cruzar.
Desde hace muchos años la comunidad viene luchando por la
construcción de puentes peatonales. Ya
se logró construir uno a la altura de lo que antes se denominaba La Fonda
Central y, hoy, se hace imperativo otro a
la altura de la entrada 4. Se requiere
con urgencia la ubicación de un paradero, en el sentido oriente occidente, ojalá
con su amueblamiento y una bahía, para
que los vehículos puedan salirse completamente del perfil vial, a una distancia
prudente de la bocacalle. Además de
relocalizar el que está enfrente, que no
presta mayor servicio debido a su pésima ubicación.
Una avenida no pueden convertirse en una cicatriz que divida el
territorio. Para evitarlo es necesario,
literalmente, tender puentes. Hay obras que, aunque sean de cemento, tienen un alto componente de equidad social. Muchas de ellas no son excesivamente costosas,
sólo requieren que las autoridades estén atentas y dispuestas a dar soluciones.
Entre otras entidades, les compete al Concesionario y al Área Metropolitana
tomar cartas en este asunto.
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