lunes, 6 de mayo de 2013

UNA NECESIDAD SENTIDA


La entrada 4, Vía a Cerritos,  se ubica enfrente de Galicia, zona densamente poblada de la ciudad, desarrollada a lo largo de la antigua banca del ferrocarril, que comprende desde la Iglesia San Miguel hasta más allá de Estación Villegas.   En ella habitan aproximadamente 9.000 pereiranos, en su mayoría de escasos recursos y que trabajan en fincas, casas o fábricas, muchas de ellas ubicadas en el mismo Cerritos.  También se están construyendo nuevos desarrollos urbanísticos, aumentando significativamente la población.

Se presentan allí un sinnúmero de cruces peatonales, intercambios de personas que van y viene de sus trabajos, escolares que se apresuran a arribar a las clases en las instituciones educativas disponibles en el sector, y, en general,  todo tipo de transeúntes que usan este sitio para pasar de un lado al otro de la avenida, en función, sobre todo, de tomar las diferentes rutas del transporte público.

Esta situación hace que este punto de la doble calzada sea sumamente peligroso para peatones, pasajeros y conductores,  ya que esta vía presenta un alto nivel de tráfico, que incluye transporte colectivo, pesado y  vehículos particulares. 

Actualmente es casi imposible armonizar los requerimientos de este cruce que se ha establecido allí de manera natural, ya que en este mismo sector existe un retorno, está el acceso a la vía de las arepas de chócolo, y se paran las personas a esperar las diferentes rutas.  En un lado de la avenida el paradero es inexistente y en el otro está mal ubicado. Los buses, por ejemplo,  se detienen en la bocacalle de la entrada 4, exponiendo a los peatones a ser arrollados, y restringiendo la visibilidad para la incorporación del tráfico que de allí proviene.

Toda esta situación pone en altísimo riesgo a los peatones, muchos de ellos niños pequeños, quienes arriesgan sus vidas esperando el transporte en lugares inadecuados o enfrentándose a los vehículos en frenéticas carrearas para lograr cruzar.

Desde hace muchos años la comunidad viene luchando por la construcción de puentes peatonales.  Ya se logró construir uno a la altura de lo que antes se denominaba La Fonda Central y,  hoy, se hace imperativo otro a la altura de la entrada 4.  Se requiere con urgencia la ubicación de un paradero, en el sentido oriente occidente, ojalá con su amueblamiento y una bahía,  para que los vehículos puedan salirse completamente del perfil vial, a una distancia prudente de la bocacalle.  Además de relocalizar el que está enfrente,  que no presta mayor servicio debido a su pésima ubicación.

Una avenida no pueden convertirse en una cicatriz que divida el territorio.  Para evitarlo es necesario, literalmente, tender puentes.  Hay obras que, aunque sean de cemento,  tienen un alto componente de equidad social.    Muchas de ellas no son excesivamente costosas, sólo requieren que las autoridades estén atentas y dispuestas a dar soluciones. Entre otras entidades, les compete al Concesionario y al Área Metropolitana tomar cartas en este asunto.

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