Los medios de comunicación dan cuenta de los asesinatos, en
barrios, veredas, y, últimamente, en céntricos lugares. El más reciente, el de tres personas que se
transportaban en una camioneta por la carrera 10 con calle 26, en el corazón de
esta capital.
Según el código nacional de policía, los Alcaldes son los jefes de
esta institución en cada urbe, y deben dirigir los esfuerzos para prevenir el
crimen.
Generalmente, estas acciones preventivas no se producen,puesto que
la primera autoridad carece, casi por completo, de información relevante que le
permita hacer un seguimiento anticipado a las complejidades propias del
accionar criminal.
En el caso de Pereira, se requiere un sistema unificado de
información contra el delito para monitorear la ciudad por sectores, tomando
especial atención de seguir las dinámicas de concentraciones criminales que
desarrollan sus actividades a la vista de todos, como las ollas del
microtráfico, entre otros fenómenos asociados con los homicidios y la violencia.
Igualmente, es necesario convocar frecuentemente los consejos de
seguridad, -y no sólo con posterioridad a los hechos violentos- para realizar
desde allí la administración planificada de la protección urbana,contando para
ello con los datos reunidos sobre la caracterización del crimen.
Hay que resaltar que la tasa de homicidios por cada 100 mil
habitantes se ha reducido drásticamente en la última década, pasando de 85 en
el 2006, a 23,24 en el 2014. Sin
embargo, la vida es sagrada, y es menester de las autoridades trabajar
incansablemente para preservarla.
La seguridad es también un tema de apreciación. La encuesta de
percepción ciudadana del programa Pereira Cómo Vamos, registra un incremento de
la sensación de inseguridad. En el 2014,
un 23% de las personas se sentían inseguras en la ciudad, lo que significó un
aumento del 8% respecto del 2011. Y, en el 2014, un 13% de los encuestados
manifestaron haber sido víctimas de algún delito, un 5% superior al registro del
2011.
Es cierto que en muchas ocasiones es imposible adelantarse a los
malhechores, pero empezar a tener una actitud preventiva,
o reforzar las medidas existentes, constituirá un avance en la gestión integral
de los asuntos públicos. A la par que aumenten la idea de seguridad y el
liderazgo del Alcalde en estos temas, también lo hará la imagen positiva que
los ciudadanos tienen de la primera autoridad del municipio. Es lo que podría denominarse un verdadero
escenario gana-gana. Invirtiendo en
seguridad, ganan las autoridades y gana la ciudadanía.
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